La idea de que una planta pueda producir oro suena a un cuento de hadas o a la alquimia medieval. Sin embargo, detrás de este concepto casi mágico se esconde un campo científico real y fascinante conocido como "fitominería".

Un grupo de investigadores descubrió que ciertas especies de plantas no "crean" oro, sino que tienen la asombrosa capacidad de absorberlo del suelo y concentrarlo en sus tejidos, abriendo la puerta a una nueva forma de minería ecológica.

El proceso, aunque complejo, se basa en un principio natural. Todo comienza en suelos que ya contienen partículas de oro, a menudo en concentraciones tan bajas que su extracción a través de métodos tradicionales sería inviable y económicamente ruinosa. Es aquí donde la biología de ciertas plantas entra en juego como una solución innovadora para recuperar este metal precioso que de otro modo se perdería.

El científico Chris Anderson, una de las figuras clave en este campo, demostró que plantas como el eucalipto o la mostaza india (Brassica juncea) son especialmente eficientes en esta tarea. Para facilitar el proceso, los científicos introducen en el suelo un agente químico que disuelve las partículas de oro, haciéndolo "asimilable" para las raíces de la planta.

De esta forma, el oro disuelto es absorbido junto con el agua y los demás nutrientes.

Una vez dentro del organismo vegetal, la planta actúa como una especie de bomba biológica. El oro viaja a través del sistema vascular y se va acumulando en forma de nanopartículas, principalmente en las hojas y en los tallos. La planta no sufre daños por este proceso, simplemente va almacenando el metal a lo largo de su ciclo de vida como si fuera un bioacumulador natural.

Lejos de la imagen de cosechar pepitas de oro directamente de las ramas, el paso final requiere un proceso industrial. Una vez que las plantas han acumulado una cantidad significativa de metal, son cosechadas y posteriormente incineradas. Las cenizas resultantes contienen el oro concentrado, que luego debe ser separado y refinado a través de métodos metalúrgicos convencionales para obtener el oro puro.

La fitominería es una técnica que requiere condiciones muy específicas: un suelo con presencia de oro, el uso de productos químicos para su disolución y una infraestructura para la cosecha e incineración a gran escala. Su verdadero valor reside en su potencial como una alternativa más sostenible y menos invasiva que la minería a cielo abierto.

En resumen, aunque no existe una planta mágica que genere oro de la nada, la ciencia encontró la manera de utilizar la naturaleza para cosecharlo de la tierra. La fitominería representa así un puente prometedor entre la botánica y la metalurgia, una técnica que, si bien no pondrá fin a la pobreza de la noche a la mañana, sí ofrece un horizonte más verde y sostenible para el futuro de la industria minera.