Claves para desarrollar la inteligencia emocional y afrontar la crisis

En un clima de máxima tensión por la Incertidumbre financiera, dólar por las nubes y fuertes derrumbes en la bolsa local, las emociones nos suelen jugar malas pasadas. Cómo reconocerlas y mejorar nuestra calidad de vida.

En un contexto de máxima incertidumbre financiera y económica con un dólar por las nubes y fuertes derrumbes en la Bolsa local (S&P Merval), ni los expertos son capaces de predecir cuándo finalizará esta crisis o hasta cuándo se seguirán manteniendo en pie los cimientos del sistema económico. En este clima de tensión, las emociones nos suelen jugar malas pasadas.

El no saber qué nos deparará esta amarga situación complejiza nuestros pensamientos y comportamientos tan ligados a nuestras emociones diarias.

El alto nivel de incertidumbre de la situación en la que nos encontramos inmersos repercute negativamente sobre nosotros, pero a pesar de esto no debemos dejar que la ansiedad nos gobierne. Es precisamente en estos casos donde la importancia de la Inteligencia Emocional debe resplandecer para intentar sacar lo mejor de cada momento, puesto que sin ella realmente estamos perdidos.

Por eso, uno de los recursos claves, que los seres humanos podemos desarrollar es la Inteligencia Emocional. Nombrada así por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer y difundido el término popularmente a través de las publicaciones del psicólogo, periodista y escritor estadounidense de Daniel Goleman, la Inteligencia Emocional puede definirse como “la capacidad de conectarse con las emociones propias y ajenas. Esto nos permite automotivarnos, guiar nuestro comportamiento, entender a otros y relacionarnos mejor.

Su libro (1995) ‘Inteligencia emocional’, estuvo en la lista de los más vendidos del New York Times durante un año y medio, con más de 5,000,000 copias impresas en todo el mundo en 40 idiomas, y ha sido un éxito de ventas en muchos países.

En medio de la situación sombría por la que atraviesa actualmente el país, Goleman intentará arrojar algo de luz a través de un seminario, organizado por la Fundacion CEMAR, enfocado en la Inteligencia emocional, que se llevará a cabo el 14 de septiembre en Buenos Aires, en el Teatro Coliseo.

 
Daniel Goleman, psicólogo, periodista y escritor estadounidense

 

Componentes de la inteligencia emocional

 

Autoconocimiento

 

Ser conscientes de nuestras emociones. A veces, un estado emocional determinado condiciona nuestra conducta, nuestros pensamientos y el estado de ánimo. Ser conscientes de ello, saber qué nos duele, dónde nos duele y el por qué de ese sufrimiento, molestia o contradicción nos permitirá poner en práctica una adecuada regulación emocional y ser mucho más competentes en materia de Inteligencia Emocional.

 

Autocontrol

Los niños más pequeños presentan estas conductas porque las áreas cerebrales relacionadas con el control de los impulsos y las emociones aún no están completamente maduras. Es sobre los 7 años cuando este tipo de conductas empiezan a asentarse con solvencia, siempre y cuando, eso sí nos guíen también en esta habilidad.

Así, es importante tener en cuenta que el autocontrol es uno de los componentes de la Inteligencia Emocional más importantes. La autorregulación, el pensar antes de hablar o de actuar, la capacidad de reflexión así como la habilidad de controlar nuestros impulsos son clave para ser más hábiles emocionalmente.

 

 

Automotivación

 

La motivación intrínseca es el mejor motor para la mente y el corazón. Es la fuente de la superación personal y la energía positiva capaz de darnos aliento aún cuando lo que nos rodea o lo que nos llega no es satisfactorio.

La motivación que uno mismo se dedica le insta a ser mejor cada día, a focalizarse en lo que es importante para desplegar mejores recursos y adecuadas emociones para alcanzar los objetivos que se propone.

  Empatía

La empatía es otro de los componentes de la Inteligencia Emocional más importante. Es ese vínculo con el que mejorar las relaciones con los demás, ese canal con el que conectar con quien tenemos en frente pero sin dejar de ser nosotros en ningún momento.

Es importante matizar este último detalle. Aunque nos repitan a menudo que empatizar es ser capaces de ponernos en los zapatos ajenos, conviene recordar que esta maravillosa habilidad no nos servirá de nada si nos diluimos en el otro, si nos limitamos a ser solo «esponjas emocionales».

Hay que saber leer las emociones, hay que descifrar gestos, matices, tonos de voz, pero debemos también mantener esa compostura sabia y firme con la que responder en consecuencia, siendo la mejor ayuda, el mejor facilitador

 

Habilidades sociales

Las habilidades sociales son el engranaje perfecto para nuestro desarrollo personal y profesional. Así, uno de los objetivos inscritos en esa ciencia excepcional que es la Inteligencia Emocional es concienciarnos de que debemos ser para nosotros mismos «la mejor ayuda» y no nuestros propios enemigos. Porque sí, a veces lo somos.

Somos nuestros propios enemigos cuando no somos asertivos, cuando no sabemos comunicar, cuando no nos respetamos a nosotros mismos, cuando nos falta paciencia, apertura, compasión, positividad… Todo esto y mucho más es lo que se contiene en esa caja de herramientas llamada «habilidades sociales» y que todos deberíamos dominar.

 

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