

Desde la Estación Espacial Internacional, una imagen captó la atención de científicos y astronautas. En medio de la sabana africana, una intensa mancha blanca apareció sobre el lago Iro, en Chad.
A simple vista, parece nieve. Pero en realidad, se trata de un fenómeno óptico que solo puede observarse desde el espacio.
El resplandor, de unos 12 kilómetros de diámetro, se genera cuando la luz del Sol rebota en el agua con un ángulo preciso. Este efecto, conocido como destello solar, también se extiende al río Bahr Salamat, que alimenta al lago. La tripulación de la estación espacial puede ajustar su posición para capturar estos reflejos, algo que los satélites no logran con la misma precisión.
Un lago que podría esconder un cráter
Más allá del brillo, el lago Iro guarda un misterio que intriga a los geólogos desde hace décadas. Su forma circular y la curvatura del río que lo rodea sugieren que podría haberse formado sobre un cráter de impacto.
En los años ochenta, investigadores hallaron cristales antiguos en la zona, lo que reforzó la hipótesis de un evento violento. Un estudio reciente, volvió a poner el foco en esta teoría de la mancha blanca.

Los especialistas aseguran que el comportamiento del agua, que varía drásticamente según la estación, coincide con otras estructuras de impacto conocidas. Si se confirma, el lago Iro se convertiría en uno de los cráteres mejor conservados del continente africano.
¿Por qué importa la mancha blanca?
Los cráteres de impacto ofrecen información clave sobre la historia geológica de la Tierra. Permiten estudiar los meteoritos, como impactaron en la superficie del planeta y qué efectos tuvieron en el clima y la biodiversidad. Además, ayudan a entender mejor los riesgos actuales de impactos cósmicos.


