Una de cada dos empresas alemanas asegura temer un posible colapso de la unión monetaria

Como si se tratara de un virus que silenciosamente se va esparciendo, crece cada vez más el euroescepticismo entre los empresarios alemanes. De acuerdo con el último estudio publicado por la consultora Ernst & Young, el 47% de las empresas alemanas ve con mucha preocupación el riesgo de que la zona euro colapse y afecte a sus negocios. Y esto a pesar de que la crisis griega y la posterior depreciación del euro impulsaron significativamente las exportaciones de las compañías germanas.

Según la encuesta realizada por Ernst & Young, casi la mitad de las empresas consultadas (unas 700, entre grandes y Pymes) teme que la delicada situación financiera de Grecia se vuelva aún más difícil. En este escenario, el gobierno griego podría declarar una cesación de pagos o una reestructuración de su deuda pública, lo que para muchos analistas forzaría al país a salir de la zona euro y el restablecimiento del dracma como moneda nacional.

Pero éste no es el único escenario catástrofe que se vislumbra para la zona euro, sino que tal vez podría ser solamente el principio. Porque en caso de un default griego, habría que ver cómo se defenderían otros países en problemas de la Unión Europea (UE) ante un ataque especulativo masivo, tal es el caso de España, Portugal, Irlanda y, en menor medida, Italia. Si la crisis se profundizara hasta ese extremo, el temor de los empresarios alemanes podría volverse una realidad.

El problema radica en que a medida que van pasando los meses, el euroescepticismo crece: con respecto al estudio anterior de la consultora (publicado en febrero de 2010), el miedo de las empresas alemanas se incrementó un 40% (en febrero el índice de confianza había arrojado un 34% de preocupación). Incluso, cuando se les preguntó si estos países podrían superar sus crisis de deuda, el 46% respondió que “no y tan sólo el 3% fue optimista. El contexto tampoco ayuda: la consulta llegó en momentos en que se vuelve a tener dudas sobre si Grecia será capaz de pagar sus vencimientos de deuda.

Para los empresarios, los peligros que vislumbran son de dos tipos. Por un lado, un hipotético default (de Grecia o de más países) dejaría en una situación de extrema debilidad al sistema bancario alemán, puesto que los bancos nacionales están fuertemente expuestos a la deuda griega, española y portuguesa. Un escenario de cesación de pagos afectaría a toda la cadena financiera en Alemania, con el riesgo de una crisis de crédito, en la que los bancos dejan de prestarle a las empresas y particulares. Y el enorme dinamismo del sector exportador alemán depende en gran medida del acceso al financiamiento bancario.

En segundo lugar, la depreciación excesiva del euro podría terminar perjudicando a este ‘veranito‘ exportador, ya que si la crisis de la moneda común se profundiza, el riesgo de implosión de la zona euro podría ser mayor, generando una severa recesión en todo el continente. Y si se tiene en cuenta que el 60% de las exportaciones alemanas se dirigen a Europa, a las empresas les va bien cuando a la UE también le va bien.

También existe preocupación entre los empresarios respecto de la tasa de inflación. El 60% de los encuestados por Ernst & Young cree que en el mediano plazo puede convertirse en un problema delicado. Frente a la masiva emisión de dinero de parte de los gobiernos europeos para financiar en 2009 los paquetes de rescate de bancos, empresas y particulares al borde de la quiebra, y ahora para alimentar el super fondo de ayuda a los países en crisis de deuda soberana, el futuro de la inflación no parece tan claro como se acostumbraba en la zona euro. Y para un empresario, la inestabilidad que genera la inflación, con la distorsión de los precios relativos, es uno de los mayores temores que pueda existir.

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