Una confianza que perjudica a inversores

Estos son tiempos incómodos para la industria estadounidense de los fondos comunes de inversión. No pasa un día sin que se conozcan revelaciones sobre cómo se administran, supervisan y venden los fondos. Tras el escándalo sobre las operaciones fuera de hora y aquellas en las que se espera el mejor momento (market timing), están surgiendo otras preocupaciones, especialmente las elevadas comisiones que pagan los inversores.

El fallo de la Securities and Exchange Commission (SEC) que establece que Morgan Stanley debería pagar una multa de u$s 50 millones por la forma en que sus operadores vendían los fondos de inversión constituye el último episodio. Morgan Stanley aceptaba pagos para darle preferencia a determinados grupos de fondos, y sus operadores guiaban a los inversores hacia los tipos de fondos que les generaban mayores comisiones.

Si bien la conducta de Morgan Stanley es lamentable, no es el único que emplea estas prácticas. Cerca de 80% de las compras de fondos ahora se realizan a través de agentes de bolsa u otras instituciones financieras y, a medida que crece la cantidad de fondos, es cada vez más común que las administradoras de fondos paguen a los operadores para tener “un espacio en la góndola .

Algunos de los pagos a los operadores provienen de las comisiones que pagan los inversores. Cada vez son más los agentes bursátiles que también exigen participar de la facturación de la administradora del fondo, lo que reduce las ganancias de esta última.

Todo eso deprime los rendimientos de los inversores. Quienes leen en detalle los prospectos y estudian la descomposición de las comisiones por administración que pagan pueden detectar algunos de estos gastos. Pero los acuerdos de participación en la facturación pueden escapar hasta de los más despiertos.

Los acuerdos de participación en la facturación pueden ascender a un total de u$s 2.000 millones por año. Esos arreglos dificultan la misión de los operadores de brindar asesoramiento objetivo a sus clientes: con demasiada frecuencia, el factor decisivo es la comisión que recibe el operador, y no el retorno de la inversión que puede obtener el cliente.

Varios organismos, incluyendo a la SEC y la Asociación Nacional de Corredores de Títulos Valores (NASD, por sus siglas en inglés), propusieron métodos para informar mejor a los inversores sobre comisiones y gastos. En este momento, se confía demasiado en que el inversor lee la letra chica de los prospectos. La NASD quiere que se informe a los inversores cuánto ganan los operadores por recomendar un producto y no otro.

Se puede hacer mucho en esta industria que hizo de la falta de transparencia una forma de arte. Este tema es prioritario por la importancia que tiene los fondos de inversión para el ahorro a largo plazo de los inversores menos sofisticados. Si los operadores y las administradoras de fondos quieren preservar la confianza del público, lo mínimo que pueden hacer es comunicarse honestamente con sus clientes.



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