A DOS HORAS DE MADRID

Un río de vino

El Duero no sólo lleva el agua clara de las sierras al Atlántico, sino que además seduce con sus más de 200 bodegas, sus historias y los paisajes únicos de la meseta castellana

Decía Miguel de Unamuno que el Duero es un río que no se puede adivinar si no se sabe que está allí. “En uno de los repliegues de ese terreno -escribía el genial filósofo y profesor español- se ocultan los hondos tajos, las encrespadas gargantas, los imponentes cuchillos, los erguidos esfayaderos, bajo los cuales, allá en lo hondo, vive y discurre el Duero . Se trata del tercer curso de agua más extenso de la península Ibérica y recorre desde su nacimiento, en los Picos de Urbión, un total de 897 kilómetros hasta las costas portuguesas. La meseta que atraviesa es de suelos pobres que sólo sus aguas generosas y la mano del hombre han logrado convertirlos de eriales en viñedos. Y es justamente el vino el eje de cualquier recorrido por las márgenes de río. Sólo en España hay más de 200 establecimientos vitivinícolas que conforman la Denominación de Origen Ribera del Duero. Imposible recorrerlas a todas y hacerles justicia, pero no por eso habrá que dejar de visitar algunas de las más atractivas.

Pueblo a pueblo

Partiendo desde Madrid por la Autopista A1, en apenas dos horas se arriba a Aranda de Duero, pueblo de Burgos donde se puede comenzar este recorrido que, por supuesto, conviene hacer en auto. Como en cada ciudad, paraje y caserío de esta ruta, hay más de una opción para visitar y la elección puede resultar arbitraria... o no. Cerca de Aranda, al Oeste, por ejemplo, es una grata sorpresa encontrarse con que las antiguas Bodegas Hermanos San Juan López están desde hace cinco años en manos del O. Fournier, viejos conocidos de los argentinos. El Grupo O. Fournier cuenta aquí con una propiedad de 105 hectáreas, ubicadas entre La Horra y Roa de Duero. De esta superficie, el 60% corresponde a una antigua plantación de viñedos llamada Finca El Pinar que data del año 1946. Al igual que en la Argentina, el proyecto es construir aquí un pequeño hotel y restaurante de lujo, para albergar a los visitantes.

El corazón de la región

Directo desde Aranda por la N122, o desde Berlanga por la BU130, se arriba a Peñafiel, centro de esta región y sede del magnífico castillo del siglo XIV que le da nombre a la ciudad. En esta mole de piedra e historia, se encuentra el “Museo Provincial del Vino , que con más de 2.000 metros cuadrados de exposición ofrece una de las mejores muestras del arte y de la cultura del vino del Duero. La arquitectura local también deslumbra, especialmente en sitios como la Plaza del Coso o la Casa de la Ribera.

En la zona, las construcciones antiguas no son las únicas que sorprenden. Apenas saliendo de Peñafiel, tras cruzar el río hacia el Norte, se encuentra Curiel, paraje en donde se ubica la bodega Legaris, del grupo Codorniu. Para levantar su edificio se contrató a Domingo Triay, quien mantuvo el vínculo entre el exterior y el interior, entre la necesaria funcionalidad productiva de los espacios y la importancia de la naturaleza y la historia que lo rodean.

Llevando esta intención de dar uso y belleza a los espacios, siguiendo la ruta al Oeste se llega a Valbuena del Duero para conocer el Centro de Interpretación Vitivinícola Emina. Con sus 80 hectáreas, la Bodega Emina es una de las más renombradas en estos tiempos, no sólo por sus líneas Crianza, Prestigio (con 16 meses en barrica de roble francés) y Atio (18 meses en barricas de robles francés y americano), sino por su perfil innovador. Al punto que en 2007 han sido galardonados con el premio a la mejor pyme de España en el rubro medioambiental. ¿Por qué? Construyeron un centro vinícola, cultural, empresarial y de formación orientado al ecoturismo y a la cultura del vino que se autoabastece gracias al uso de energía eólica, la generada por la biomasa, la fotovoltaica y la energía solar.

Finalmente, regresando a la margen izquierda del Duero, se llega a Quintanilla de Enésimo, donde se encuentran las famosas y tradicionales bodegas de Vega Sicilia, Arzuaga y Abadía de Retuerta. Pero tras sólo 12 años en la región, hay que decir que la estrella local es Dominio de Pingus, el emprendimiento del enólogo danés Peter Sisseck. Son cinco hectáreas de viñedos, con antigüedades de al menos medio siglo, y una nave de crianza con 150 barricas que generan una producción tan limitada como excelente.

La N122 marca el rumbo a Valladolid y, si el tiempo está disponible, el viaje merece la pena. Todavía quedan por ver las bodegas de Cigales y Rueda, o se puede ir más allá, hasta Medina del Campo, donde además de conocer el Castillo de la Mota donde paso gran parte de su vida Juana la Loca, se puede visitar a otra buena conocida de los argentinos, como es la bodega de los hermanos franceses Jacques y François Lurton.

Tomás Natiello

Datos útiles

Cómo llegar:

Desde Ezeiza parten más de 10 vuelos diarios a Madrid con precios que van desde los u$s 1.050 hasta los u$s 1.500 en clase turista.

Una vez en Madrid, lo mejor es alquilar un auto para recorrer la zona vinícola del Duero (entre u$s 254 y u$s 370 para un auto mediano por siete días).

Desde Madrid hasta Aranda del Duero, inicio del recorrido hay 152 kilómetros, la mayor parte de ellos por la carretera A1. Cinco kilómetros antes se toma la carretera Madrid Irán. A partir de Aranda del Duero, la mayor parte del recorrido se realizará por la N122 y sus afluentes como la BU11 y la BU130.

Principales bodegas

z Dominio de Pingus: Hospital s/n; Quintanilla de Onésimo, 47350 Valladolid

z J. & F. Lurton: Mostenses, 4; 47400 Medina del Campo (Valladolid); www.jflurton.com

z Legaris (Grupo Codorniu): Encinas de Esgueva, km. 2,5; 47316, Curiel de Duero, Valladolid: www.legaris.com

z Bodegas y Viñedos O. Fournier; Finca El Pinar, s/n; 09316 Berlangas de Roa (Burgos); www.ofournier.com

z Bodega Emina: Ctra. San Bernardo s/n; 47359 Valbuena de Duero, Valladolid www.emina.es

El listado completo de bodegas se puede consultar en www.riberadelduero.es

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