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Un impulso alternativo para el negocio rural

Los productores e industrias agropecuarias están aplicando estas tecnologías para proveerse de energía a un menor costo y contribuir a mitigar el impacto en el medioambiente. Ahorros y beneficios del cambio.

Las fuertes subas de las tarifas de electricidad y gas están llevando a muchos productores y empresas rurales a poner la lupa en la generación de su propia energía. La extracción de hidrocarburos se hace cada vez más compleja y onerosa, y su cotización internacional está en picada. El campo está volviendo a mirar el sol, el viento, el agua y el reciclado como las fuentes de energía para movilizar su crecimiento futuro.

Según el relevamiento del Probiomasa, un proyecto impulsado por los ministerios de Agroindustria y Energía con la FAO, a fines del año pasado había cerca de 100 proyectos para generar más de 4.800 MW de potencia en todo el país por más de u$s 9.200 millones, todos sujetos a la obtención de financiación para instalarse. Solo en biomasa, de acuerdo al informe, había otros 60 proyectos en carpeta por 440 MW adicionales que dependían, además de las líneas de crédito, de la modalidad de implementación.

La flamante Ley 27.191 y la licitación de proyectos por 1.000 MW son los primeros pasos para alcanzar el 8% de la matriz eléctrica nacional en dos años y el 20% para el 2025. La primera compulsa permitirá un ahorro anual de u$s 300 millones en importación de combustibles para generación, calculan los especialistas.

"Más allá de las diferencias en las ecuaciones económicas entre las energías fósiles y las alternativas, estas últimas favorecen el desarrollo regional, la generación de empleo, el impacto ambiental, la diversificación de la matriz y el ahorro de divisas para el Estado", explica Miguel Almada, director de Agroenergía del MinAgro. "Y, en especial -aporta-, la biomasa provee de energía firme y es la mayor demandante de mano de obra por MW de potencia instalado".

La energía del agro

Las producciones agrícolo-ganaderas pueden generar combustibles renovables, abaratar la provisión de su propia electricidad e incluso proveer al sistema interconectado nacional. El biogás y la biomasa presentan aún costos mayores que la energía eólica o fotovoltaica, pero son más competitivos que los de las centrales térmicas distribuidas, y comparables con los de ciclos combinados.

La producción de biomasa permite obtener un sustituto renovable al gasoil y con una mejor calidad de prestación en motores reciprocantes o turbinas a vapor de pequeño módulo, que ya están presentes en el mercado argentino. "Hoy, se puede generar una industria creciente de renovables en términos de componentes locales y, al mismo tiempo, empezar a mover la rueda, instalando grandes parques con la mayor parte de los equipamientos importados, al menos en la primer etapa", sostiene Marcelo Álvarez, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader).

Además de la ventaja medioambiental y el alto impacto económico en la región en donde se implementa, la biomasa es casi siete veces más barata que el gasoil para generar energía. El ahorro es enorme: el costo de la biomasa ronda los u$s 4 por MMBtu, mientras que el gasoil supera los u$s 26 (sin impuestos).

Las centrales que utilizan bioenergéticos en el mercado local todavía son pequeñas y ofrecen potencias bajas. De ahí que sus costos de operación y mantenimiento tengan un fuerte impacto en el costo final. Hasta que la escala permita una convergencia con los valores por MWh de las otras energías renovables (u$s 90 la eólica y u$s 150 la solar, en promedio), la generación en centrales de biomasa hoy ronda los u$s 140 y, en el caso del biogás, está de los u$s 200.

Reflejos del sol

La energía solar fotovoltaica es de las más útiles para abastecer al medio rural alejado de la cobertura de red. También posibilita la inclusión de una población muy vulnerable (casi dos millones de argentinos) de manera eficiente y barata por los medios que reemplaza (kerosene, baterías, pilas).

El Proyecto de Energías Renovables en Mercados Rurales (Permer), en su fase II, es un ejemplo de usos productivos de estas tecnologías en pequeña escala. Es cuestión de tiempo llegar a su desarrollo para comunidades o ciudades enteras.

También está la energía solar térmica. El costo del kWh para calentar agua destinada a usos residenciales y comerciales es el más competitivo de todos. Los primeros contratos celebrados en el país hace cinco años eran por u$s 560 MW/h, mientras que hoy ese costo es la mitad.

A favor del viento

"Incorporar de 2.000 a 3.000 MW de generación eólica es factible y económicamente conveniente para el sistema eléctrico argentino, que soporta un déficit productivo importante y un aumento de la demanda de 900 MW por año", aseguran en la Cader.

Las centrales eólicas instaladas en Rawson y en Puerto Madryn demuestran que el sistema interconectado nacional está en condiciones de recibir la potencia de estos parques de 50 a 200 MW y de los que se están proyectando para ingresar en 12 a 18 meses. Si para 2021, año en el que será necesario incorporar 7.000 MW de nueva generación, se instalara esta potencia eólica en granjas estratégicamente dispuestas en todo el país, la generación de energía limpia aportaría alrededor de 6% a la matriz energética.

La instalación y puesta en marcha de generación eólica es una de las alternativas más económicas, a corto plazo, para generar parte de la energía necesaria para cubrir las demandas del país. En particular, se evitarían nuevas instalaciones de generación térmica, como la distribuida o delivery, que opera con combustibles fósiles de alto costo.

u$s 4por MMBtu cuesta generar energía con biomasa. El gasoil supera los u$s 26. 200dólares por MWh cuesta la producción de biogás. 2.000a 3.000 MW eólicos pueden sumarse cada año a la red, según Cader.
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