“Sólo en octubre, las tarjetas crecieron entre 5% y 10%

El consumo con tarjetas de crédito se había incrementado un 5% en el año. Pero las medidas de incentivo, más el Día de la Madre, hicieron que sólo en octubre creciera otro tanto

El revés que supuso la crisis fue uno de los más duros de los que se guarda memoria en el sector de las tarjetas de crédito. De allí que Francisco Pérez Abellá, flamante presidente de la Asociación de Tarjetas de Crédito y Compra (Atacyc), evite ser demasiado enfático a la hora de hablar de recuperación. Pero no hay duda de que la industria volvió a ponerse en marcha. Después de haber retrocedido un 20% en términos nominales durante el 2002, la facturación repuntó un 5% entre marzo y septiembre, para dar un nuevo salto en octubre, con un incremento equiparable, y en algunos casos superior, al acumulado a largo de todo el año.

“El crecimiento en relación a septiembre se ubica entre el 5% y el 10%, pero la verdadera prueba de fuego será noviembre, ya que parte del aumento está asociado al Día de la Madre , apunta Pérez Abellá, quien es, además, el máximo responsable de Argencard S.A. y de Red Link S.A, y lleva más de dos décadas en la industria de los medios de pago. Sin ir más lejos, fue uno de los fundadores de Banelco allá por 1985, implementando dos años más tarde las primeras experiencias en materia de tarjetas de débito, en un tiempo en que los plásticos no tenían otra función que la extracción de dinero en los cajeros automáticos.

Pero lo cierto es que septiembre abundó en medidas tendientes a apuntalar a la industria. Y el efecto, se espera, perdurará mucho más allá de cuestiones estacionales. El regreso de la promoción de las tres cuotas sin interés hasta fines de año es, quizá, una de las medidas más importantes que se adoptaron últimamente, aunque la fuerte baja de las tasas, tanto para la financiación de saldos como para las compras en varios pagos, y la devolución del 3% del IVA sobre los consumos, tampoco se quedan atrás.

–¿Cómo fue la recuperación de la industria este año?

–En verdad, comenzó lentamente en la segunda mitad del 2002, cuando se volvieron a habilitar los planes de cuotas. Pero el verdadero cambio se sintió a mediados de este año con la promoción de tres cuotas sin interés que, dado el éxito que tuvo, acaba de relanzarse hasta fin de año. Las compras en cuotas, que habían retrocedido hasta representar apenas el 12% de la facturación total, ahora ya tienen un peso superior al tradicional 30% de antes de la crisis y en algunos casos llegan al 34%.

–¿Cuál fue la evolución de la facturación?

–La facturación mensual promedio cayó de 1.530 millones de pesos en 1999 hasta 1.200 millones en 2002, para estacionarse este año en los 1.400 millones. Pero hay que tener en cuenta que hasta ahora, en términos reales, la caída fue del 40% y que el aumento del consumo de este año apenas sirvió para mantener ese nivel. Recién en estos últimos meses, con un incremento más fuerte en las ventas y una inflación mucho más baja, se siente la diferencia.

En lo que hace al comportamiento de los clientes, la situación varía mucho según el perfil del que se trate. Los que tienen más capacidad de compra se achican más durante la crisis, mientras que los de menos nivel adquisitivo lo hacen mucho menos, en la medida en que se trata de consumos básicos, de los que no pueden prescindir. Cuando la economía se restablece, los primeros son los que poseen más poder de reacción. Pero en términos generales, la tarjeta siempre fue una especie de salvavidas en tiempos de crisis. Ocurrió en el 89, con la inflación, y volvió a ocurrir ahora.

–¿Por qué se mantuvo un nivel de tasas tan alto durante tanto tiempo, mientras que el resto de las tasas del sistema financiero se había desplomado?

–Bueno, por empezar, ese tipo de corrección nunca se da de forma inmediata. La primera reacción ante la incertidumbre y la inestabilidad es cubrirse, y luego, por una cuestión de cautela, se tiende a ir corrigiendo en la medida en que se van confirmando las expectativas. pero hoy las tasas han dejado de ser un tema. Lo era cuando estaban en 80%, pero hoy el interés promedio que se cobra para la financiación de los saldos es del 32%, un nivel más que aceptable. En Brasil, por ejemplo, la tasa es del 120% anual y en Uruguay, del 90%. En economías como la estadounidense, se cobra 24%. Pero además de las tasas del revolving, también se redujeron considerablemente las tasas para las compras en cuotas.

–Según anunció el Gobierno, pronto la tarjeta de crédito también podrá usarse para pagar impuestos nacionales. ¿Cuán avanzado está el proyecto y qué repercusión puede tener en la industria?

–En este momento se está negociando la comisión que recibirán las tarjetas, pero, sin duda, en la medida en que se extienda su uso, permitirá reforzar la recuperación del sector. Hoy la tarjeta ya es medio de pago de servicios públicos y privados y ese segmento tiene una participación muy importante, que alcanza alrededor de 25% del volumen total de facturación.



Noticias de tu interés