SE SUMAN LAS CR TICAS A LA PRESIDENCIA ITALIANA DE LA UE

Silvio Berlusconi, el “niño terrible de la Unión Europea

El primer ministro de Italia tiene tantos detractores como admiradores en su país, mientras produce en otros líderes europeos una mezcla de encantamiento y reprobación

Como muchos italianos alejados del mundo de la política, el cantante italiano Mariano Apicella –que hace poco lanzó un CD de dulzonas canciones napolitanas, varias de ellas con letra del primer ministro Silvio Berlusconi–, tiene de él una visión más bien positiva. “Berlusconi no es un político. Simplemente está en la política. En privado, es una persona muy sociable, con buen sentido del humor. Una persona muy normal , señaló Apicella.

Esta referencia a la normalidad del primer ministro contrasta con la opinión de Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea, quien la semana pasada, cuando le preguntaron acerca de las decisiones que podía tomar Berlusconi en su calidad de presidente de turno de la Unión Europea, respondió: “No lo sé; conozco los límites de mi condición humana pero no conozco los límites de la condición no humana de otro .

Este comentario puede ser esperable en Prodi, el mayor rival de Berlusconi en la política italiana y el único que lo venció en una elección nacional. Pero la diferencia entre las miradas de Apicella y Prodi sirve para explicar por qué el primer ministro ha logrado seducir a la mitad de sus compatriotas y enfurecer a la otra mitad.

Las ideas zumban en la cabeza del primer ministro italiano como abejas atrapadas en un frasco y él las expresa sin inhibiciones. Hace unos días, por ejemplo, Berlusconi, que domina la televisión de su país, dijo que los medios gráficos son obsoletos y el futuro está en la tecnología digital. Los diarios, agregó, no están a la altura de la televisión como vehículo publicitario porque “es sabido que las amas de casa no leen diarios .

Pero para algunos dirigentes de la UE, la incógnita es determinar si la mente de Berlusconi, tan llena de planes, observaciones sorprendentes y bromas entretenidas, ha aplicado el necesario rigor a llevar adelante las negociaciones sobre el Tratado Constitucional de la Unión.

Antes de la fracasada reunión del fin de semana pasado, en Bruselas, José María Aznar, presidente del Gobierno de España, dijo que “la presidencia italiana no propuso soluciones que permitan llegar a un acuerdo, como era su responsabilidad hacer. La presidencia italiana sabe que en las circunstancias actuales el acuerdo no es posible .

Este comentario resulta revelador, ya que Berlusconi considera a Aznar un aliado político y un amigo. Si hasta esta relación perdió parte de su brillo, no es sorprendente que el premier italiano tenga dificultades a la hora de negociar con el presidente de Francia, Jacques Chirac, y con el canciller alemán, Gerhard Schröder, con quienes tiene escasa afinidad.



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