PERSISTEN LAS PROFUNDAS DIFERENCIAS ENTRE LOS INTERESES DE LOS NEGOCIADORES REUNIDOS EN MIAMI

¿Se llegará al libre comercio en América?

Aunque es previsible que negociaciones entre países en etapas de desarrollo económico tan dispares sean difíciles, el fracaso de Cancún las complica aún más

Los ministros de Estados Unidos y de otros 33 países del Hemisferio Occidental se reúnen esta semana en Miami con el deseo de cumplir un sueño de décadas. Pero en vez de consumar triunfalmente su gran visión, deben luchar para evitar que se desmorone ante sus ojos.

Las conversaciones tienen como objetivo inaugurar la crucial etapa final para crear, a principios de 2005, un Area de Libre Comercio de las Américas. Será un mercado común sin barreras que se extenderá desde Alaska hasta el Cabo de Hornos y que abarcará todos los países de la región, excepto Cuba.

Cuando el presidente Bill Clinton y otros presidentes regionales lanzaron el ALCA en 1994, lo consideraron la base para un nuevo orden hemisférico que favorecería la prosperidad y la estabilidad fortaleciendo los lazos políticos e institucionales entre los países ricos del Norte y los más pobres del Sur.

Se supone que el encuentro de esta semana dará comienzo a las negociaciones sobre la apertura de los mercados nacionales y las reglas nuevas que regirán el comercio regional. Pero, lejos de cumplir con la tarea con espíritu de propósito común, los ministros llegan a Miami sumamente divididos.

Tan profundas son sus diferencias que unos pocos observadores creen que vaya a cumplirse la fecha límite de principios de 2005. Algunos creen que lo máximo que puede lograrse esta semana es un compromiso que impida un colapso potencialmente tan perjudicial como el fracaso de la cumbre de la Organización Mundial de Comercio realizada en Cancún en septiembre de este año.

“La clave estará en evitar un conflicto y demostrar un compromiso común para seguir adelante. El mejor resultado será que se eviten las discusiones sobre temas importantes difíciles, y simplemente acordar la continuación de las negociaciones , dijo Peter Hakim de Inter-American Dialogue, un foro de políticas con sede en Washington.

Siempre se supo que serían difíciles las negociaciones entre países que se encuentran en etapas de desarrollo económico tan dispares, particularmente en un año de elecciones presidenciales para EE.UU. Pero los acontecimientos recientes las complicaron aún más.

Desde el 11 de septiembre de 2001, la atención de Washington se centró en su lucha contra el terrorismo y contra Irak. EE.UU. también enfureció a sus socios del ALCA el año pasado cuando impuso elevados aranceles sobre las importaciones de acero y legisló grandes aumentos para los subsidios agrícolas que tanto distorsionan el comercio.

En Brasil, mientras tanto, las elecciones presidenciales de 2002 llevaron al poder a Luiz Inácio Lula da Silva, un político de izquierda que en su campaña tildó al ALCA de “anexión de América latina a Estados Unidos. Si bien desde entonces bajó el tono de su retórica y prometió negociar, muchos de sus asesores son poco entusiastas.

El golpe final fue el fracaso en Cancún. Las posibilidades del ALCA están muy ligadas a la ronda Doha de comercio mundial, en especial cuando Estados Unidos se niega a negociar fuera de la OMC la política antidumping y los subsidios agrícolas locales. Ambos temas son prioridades para Brasil y otros países latinoamericanos. Por lo tanto, el avance en las conversaciones hemisféricas pueden complicarse mientras esté detenida la ronda Doha.

Las mayores tensiones entre Estados Unidos y Brasil, que juntos presiden el ALCA y son los dos participantes centrales en las conversaciones, también complican el escenario.

Brasil enfureció a Washington cuando movilizó al Grupo de los 21 países en desarrollo en Cancún a presionar a las naciones ricas para que abran su comercio agrícola.

Ambos protagonistas del ALCA han tratado de suavizar las fricciones personales entre Robert Zoellick, representante de comercio de Estados Unidos, y Celso Amorim, ministro del exterior de Brasil, pero las posiciones de los dos gobiernos continúan siendo muy dispares.

El Partido de los Trabajadores de Lula rechaza el proyecto por considerarlo una forma de extender la hegemonía estadounidense en la región. El dilema del presidente de Brasil se agudiza aún más debido a que el pueblo no está de acuerdo con las duras medidas de austeridad macroeconómica impuestas por su gobierno, y que fueron elogiadas por EE.UU.. Los analistas sostienen que Lula teme arriesgar más popularidad si presiona demasiado por el ALCA.

Con la ronda Doha detenida, la cumbre de Miami es un gran examen que evaluará el compromiso internacional hacia la mayor liberalización comercial.

Si los ministros logran encontrar puntos en común, el proceso podría recibir un nuevo impulso. Si fracasan, puede perderse más que mayores oportunidades de exportación.

“El ALCA es probablemente la iniciativa colectiva más importante que tomó el Continente Americano, afirma Hakim. “Si se suspende o se pospone durante mucho tiempo, empezará a cuestionarse la noción de que existe algo como el Hemisferio Occidental .



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