TRAS LA SEPARACIÓN DE ELSZTAIN, COMIENZA TAMBIÉN EL REPARTO DE LOS DIRECTORES

Quién es Dolphin Fund, la nueva apuesta de Marcelo Mindlin

Sus inversiones serán de un mínimo de u$s 2 millones, administra una cartera de u$s 50 millones de terceros y mira los sectores de alimentos, farmacia y comunicaciones

Después del divorcio llegó el momento de repartir los bienes entre los fundadores del grupo IRSA. Mientras Eduardo Elsztain seguirá al frente de la dueña de los principales edificios porteños, más de 441.983 hectáreas de tierra (a través de Cresud) y de los principales shoppings (Alto Palermo), Marcelo Mindlin se quedó con Dolphin Fund Management.

La empresa –que justifica su nombre en que los delfines son capaces de ver debajo del agua y fuera de ella, además de tener un espíritu de equipo– era hasta ahora conocida sólo por un selecto grupo de inversores privados que le delegan unos 50 millones de dólares para administrar, mediante su división asset management. En los próximos meses ganará protagonismo en la medida que cierre alguna de las adquisiciones que, a través de su división de private equity, tiene en carpeta.

El primer paso para lograrlo fue definir el núcleo duro del management. Además de accionista controlante, Marcelo Mindlin ocupará ahora el sillón de presidente y tendrá bajo su responsabilidad la estrategia y el ingreso del grupo en nuevos negocios. Debajo de él habrá una estructura de tres directores: su hermano Damián (que arrancó como portfolio manager de la firma en los inicios en 1991 y ahora es responsable de la gestión de fondos de terceros); Gustavo Mariani (del área financiera y responsable del fondeo para las adquisiciones) y Rogelio Pagano, un ex Citibank y ex Newbridge que se encargará del negocio de fusiones y adquisiciones y reestructuración de deuda, las dos unidades en las que Dolphin crecerá en los próximos meses.

La línea media del grupo todavía no está definida porque existen varios ejecutivos que tenían funciones en ambas empresas y, tras el divorcio, deberán reenfocar sus actividades.

En el terreno de private equity cuentan con una base de u$s 25 millones listos para invertir, aunque tienen socios dispuestos a aportarles dinero cada vez que encuentren una oportunidad. Claro que, al ser inversores privados, se escudan en la confidencialidad para no revelar sus nombres.

La filosofía del grupo se basa en la idea de contrarian, nombre que surge del inglés y que implica cerrar operaciones en contra del consenso de la comunidad inversora que, suele seguir las tendencias de mercado.

En su esquema de futuras adquisiciones los inversores argentinos aportarán el 10% de los fondos, una cifra que duplica a la media del negocio. El resto estará en manos de capitalistas del exterior, principalmente estadounidenses.

La estrategia de Dolphin tiene también otra diferencia: no negocian precios, una vez que cierran el número, la oferta no se sube. Esta fue una de las razones por las que se quedaron en el camino en las batallas por Fargo, Havanna, Gatic y Telecom.

Sin embargo, están lejos del repliegue. Las firmas que miran son las que les exigen desembolsos mínimos de u$s 2 a 10 millones, donde prevén estar entre 3 y 10 años. “No más porque eso iría contra la lógica del fondo , justifican en el sector.

Los sectores que tienen en la mira son varios: telecomunicaciones, exportadoras, alimenticias, firmas del sector farmacéutico y también del comercio minorista. Claro que no sólo los rubros definen su ingreso: las compañías familiares con problemas de recambio generacional son también su objetivo. Pero, antes de entrar, aseguran que es imprescindible tener una clara salida.



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