No hace falta salir ahora a los mercados

Marina Dal Poggetto, Estudio Bein & Asociados

El canje de deuda finalizó con una aceptación del 66%, por debajo de las expectativas iniciales, pero por encima de los anuncios del Gobierno. Con este resultado el 92,4% de la deuda que entró en default a fines de 2001 quedaría reestructurada. Si bien este era un paso necesario, no alcanza para que Argentina acceda al crédito a tasas de un dígito, uno de los planteos originales de la propuesta del canje.

Hoy el Global 17, emitido con legislación internacional en la primera fase del canje, rinde 12%, bien por encima del 5,4% y 4,8% que rinden respectivamente bonos similares en Brasil o en Uruguay. En parte, se explica por el aumento en la volatilidad internacional originada en Europa. Pero también en los manejos propios de la política económica, entre otros el del CER y la utilización de cajas alternativas -ANSeS y BCRA principalmente- para seguir financiando al sector público.

La contrapartida de este tránsito sin crédito ha sido un fuerte proceso de desendeudamiento. La deuda neta de agencias intra sector público y organismos internacionales luego del canje se ubicaría en torno a 22% del PIB. A esto se suma la reducida carga de vencimientos en los próximos meses y la posibilidad de armar escenarios financieros aún en un contexto sin crédito. Usando al máximo los recursos del BCRA y parte de la liquidez de ANSeS -además del flujo-, el programa financiero para el 2010 está cerrado y restan por financiar sólo u$s 4.500 millones de dólares el próximo año. En un mundo de tasas bajas y con estos fundamentos, la Argentina puede recuperar el crédito y limitar el uso de los recursos del BCRA. El canje era un paso necesario, pero hacen falta además otras señales.

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