Niega el Gobierno que la inflación haga peligrar el boom de consumo

n Generó muchos comentarios y discusiones la noticia que ayer publicó El Cronista sobre el impacto que comienza a tener la inflación en la capacidad de consumo de los argentinos.

Las dos caídas consecutivas que informó el Indec a propósito de las ventas en shoppings durante noviembre y diciembre, desataron natural preocupación en el Gobierno y en sectores empresarios vinculados al comercio.

Hubo consultas entre la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda, porque si algo obsesiona a la actual Presidenta, es que no se afecten los niveles de consumo y actividad que representan el corazón del modelo económico y político en la era Kirchner.

“No hay motivos para ningún sobresalto-—explicaban ayer en el equipo económico-—porque el consumo sigue subiendo y a un ritmo muy sólido .

Según el Gobierno, la interpretación de las cifras oficiales permite confirmar este fenómeno. Si bien es cierto que las ventas en los shoppings durante diciembre cayeron 0,3% cuando se mide la facturación a precios constantes (sin inflación) y sin computar la alta estacionalidad del último mes del año en que se potencian las compras por las Fiestas; comparando la situación de diciembre último contra lo que ocurría un año atrás (diciembre de 2006), se observó un aumento de ventas superior a 22% en todo 2007.

Incluso si se mide el consumo en estos centros de compras a los precios corrientes de los productos (con inflación), se observa una fuerte suba de 56% en diciembre con respecto a noviembre.

La discusión eterna entre economistas, sobre todo cuando a estos profesionales les toca ocupar cargos de Gobierno, es cómo interpretar estas cifras oficiales. En general, se acepta que diciembre es un mes muy particular, de modo que para hacer comparaciones es recomendable tener en cuenta la alta estacionalidad del período. Lo mismo que con la inflación.

Los técnicos prefieren, y suena lógico, hacer las comparaciones a precios constantes, porque los aumentos de precios pueden hacer suponer que uno vende mucho porque sube la facturación, cuando tal vez se vendieron menos cantidades de productos, claro que a precios más altos.

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