LOS INVERSORES CREEN QUE EL FONDO MONETARIO LOS EST DEJANDO SOLOS

Los acreedores dudan de la buena fe de Lavagna en la negociación

La sospecha es que el Gobierno estira la negociación para pasar otro año sin pagar intereses. A los inversores les será difícil embargar activos argentinos

Nadie pensó que para la Argentina sería fácil negociar su salida del default de la mayor deuda soberana de la historia.

Pero desde que hace un mes presentó su primera oferta, la negociación se convirtió en una guerra de palabras que disminuyó las esperanzas de una rápida resolución consensual.

El viernes, un juez de Nueva York le dio un respiro a la Argentina al otorgar una prórroga que impide que la firma de inversiones de la adinerada familia Dart de los Estados Unidos trabe un embargo sobre activos argentinos en compensación por los bonos en cesación de pago.

Si la ola de litigios que fue temporariamente suspendida podría agobiar o no a la Argentina es discutible: a los inversores les será difícil embargar activos estatales que tiene la Argentina en el exterior, porque la mayor parte de ellos está cubierta por la inmunidad soberana.

Pero la amenaza que crean los litigios subraya el conflicto entre las autoridades argentinas y sus tenedores de bonos. Si persiste, la falta de confianza pondrá en peligro el intento del país de volver a la normalidad.

El combativo estilo de Roberto Lavagna, el ministro de Economía, que funcionó tan bien en las recientes negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, hasta ahora no impresionó a los bonistas privados. En la semana posterior al anuncio de mayores detalles por parte del equipo económico, éstos fueron rechazados por inversores en Japón, Suiza, Alemania, Italia y Estados Unidos.

Las negociaciones se convirtieron en una guerra de palabras con algunos bonistas. Crecieron las sospechas de que los argentinos están prolongando las negociaciones para extender el tiempo en que no tienen que pagar el servicio de su deuda impaga, particularmente cuando las autoridades también están intentando eliminar los intereses vencidos no pagados desde el default, que ahora suman cerca de u$s 18.000 millones.

Abigail McKenna, gerente de cartera de Morgan Stanley Investment Management, que posee bonos argentinos, comentó antes del fallo del viernes: “Una visión cínica de las intenciones de la administración es que están tratando de crear la apariencia de un diálogo como prueba para presentar ante el juez de que están negociando con los acreedores. Una mirada objetiva de las conversaciones difícilmente llegue a la conclusión de que están negociando de buena fe . Lo importante, afirma, es que la Argentina estudie seriamente una contrapropuesta de los inversores.

Las autoridades argentinas rechazan la acusación de que hay mala fe y niegan que estén pidiendo a los acreedores una quita imposiblemente elevada. La semana pasada, Lavagna dijo que si ofrece más obligaría al Gobierno “a subir impuestos y recortar programas de asistencia social, que es algo que no vamos a hacer .

Como podrían estar sentando precedentes para la resolución futura de otras crisis de la deuda, las negociaciones son seguidas de muy cerca por los inversores de mercados emergentes. Inusualmente, el reciente acuerdo del FMI con la Argentina para refinanciar la deuda del país por u$s 15.000 millones con el fondo fijó un piso relativamente bajo para el superávit fiscal primario de 3%.

Este enfoque evitó el problema que el FMI tuvo en anteriores crisis, de determinar la quita de deuda que recibieron los inversores privados exigiendo un superávit fiscal en particular. El FMI se mantuvo ajeno a la pelea. Pero creó algunos problemas.

Uno es que al prestar a un país en default, las normas del FMI implican que se tiene que convencer a sí mismo de que la Argentina está negociando de buena fe. Como Michael Gavin de UBS Warburg dijo: “El FMI entrará en una zona gris si las negociaciones fracasan completamente. Si bien todavía falta para que ocurra eso, el Fondo podría en algún punto tener que tomar una decisión difícil .

La estrategia del FMI no lo hace inmune a las críticas. Algunos inversores afirman que el Fondo se está rescatando a sí mismo y dejando que los inversores privados se las arreglen solos.

Traducción: Mariana I. Oriolo



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