Lectores

Un atropello a la Fe

Sr. Director: Hace un par de semanas un conjunto de mujeres pertenecientes al grupo denominado Madres de Plaza de Mayo entró a la Catedral Metropolitana usurpando el templo para una protesta política y no solo eso sino que, según narraron posteriormente las crónicas periodísticas, utilizaron la parte posterior del altar mayor como baño para hacer sus necesidades, profanando así un edificio que no solo es sagrado para todos los creyentes católicos sino que pertenece a todos los argentinos como un testigo de los mas importantes acontecimientos de la historia de nuestro país.

Un hombre de bien, un patriota, un religioso de profundas convicciones como es el Rabino Sergio Bergman fue el único que levantó su voz con un encendido alegato en contra de la profanación a un templo que no pertenece a su religión, pero que él entiende que mas allá de la religión a la que pertenezca la Catedral es lo mismo que haber profanado la República.

Como creyente me ha llenado de profunda emoción leer la nota del Rabino Bergman que fue publicada por un matutino hace un par de días. El Rabino Bergman ya nos tiene acostumbrados a sus sensatos alegatos y a su lógica intachable,

pero esta vez sus comentarios nos llegan muy hondo a los católicos teniendo en cuenta que ninguna autoridad eclesiástica salió a repudiar ni denunciar públicamente tal hecho con la contundencia y la claridad del Sr. Bergman, religioso judío, quien a tenido el coraje y la dignidad de condenar tal atropello.

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