Las diez conclusiones de la semana desde Sudáfrica

Ari Paluch. Periodista.

1La selección ganó los dos partidos que jugó y fue, en ambos, notablemente superior a sus rivales. A punto tal que los cinco goles conseguidos expresan una eficacia acotada en función de las situaciones de riesgo generadas por el equipo albiceleste. Si bien es cierto que nuestra selección por historia y por presente debe ganarle a Corea del Sur y a Nigeria, no debe obviarse que otras selecciones en iguales circunstancias no ganaron o, en todo caso, no lo hicieron por goleada. Hecha esta aclaración, sólo resta desear que el equipo mantenga los pies sobre la tierra, entienda que lo más duro está en camino pero no pierda de vista que tiene todos los atributos para pelear por algo importante.

2 Tal como pude observar en China, durante la realización de los Juegos Olímpicos, nuestro país y nuestra selección de fútbol en particular generan un afecto inconmensurable en millones de hinchas en el mundo. Fui testigo, aquí en Sudáfrica, del cariño que nos tienen los locales, quienes desean que si sus Bafana Bafana no avanzan sea nuestra representación la que gane la Copa del Mundo, en especial Messi y Maradona

3 La derrota de la selección local ante Uruguay tuvo un efecto devastador para los aficionados sudafricanos que habían abrazado la causa mundialista con fervor inédito para un país no tan amante del balompié. En las calles, los edificios estaban repletos de carteles vinculados con el equipo, las personas prácticamente no salían sin una camiseta o una bandera con los colores verde y amarillo, no había auto que no tuviera en esos tonos la base de sus espejos retrovisores y en la radio y la televisión, en cualquiera de los idiomas que aquí se habla, cuarenta y ocho millones habitantes no hablaban de otro tema. En los medios hubo duras críticas al técnico brasileño Carlos Alberto Parreira por sus planteos defensivos y por algunos cambios no demasiado deseados por las mayorías. En un diario se le recordó que a veces es mejor trabajar inteligentemente que duramente.

4 La organización tuvo varios aspectos deficitarios que fueron medianamente compensados por la amabilidad sudafricana. Aquí se hace mucho, o al menos se lo intenta, para que los extranjeros nos llevemos una buena imagen del país. Con el correr de los días el objetivo se cumple. Por un lado, porque uno pasa de la ansiedad inicial a la resignación posterior y por otro lado, porque finalmente, aunque con demoras, las cosas se van acomodando. Las grandes ciudades de este país tienen infraestructura digna del primer mundo. Muchas de sus avenidas, autopistas, hoteles, centros comerciales, estadios y aeropuertos son magníficos, no así quienes deben prestar servicios, en particular en materia de transporte, ya sea público o privado. El primero es casi inexistente y el segundo, en especial el sistema de buses charters es una calamidad; a punto tal que muchos nos hemos quedado varados esperando para ir a un partido o para ir a tomar un avión.

5 Un capítulo aparte merecen dos temas: uno, el denominado fiasco de las entradas con partidos que supuestamente estaban sold-out y sin embargo tenían varios asientos vacíos. Por otro lado, el tema de la huelga que en plena disputa del torneo llevan adelante trabajadores contratados para dar hospitalidad y especialmente seguridad. Durante la primera semana, sin que estuviera previsto, la policía se tuvo que hacer cargo de cinco estadios para reemplazar a los huelguistas en conflicto con FIFA, con una empresa local y con la sueca Securitas.

6 Hablando de seguridad, esta cuestión por lo menos para los ojos argentinos funciona bien, al menos en las áreas por donde circulan los turistas se ve mucha policía. Si bien ha habido episodios aislados, nada de lo que sucede se compara con lo que vivimos en nuestras calles y muchas veces es mayor el temor a encontrarse con barras bravas o hinchas violentos de los nuestros que a cruzarse con los amigos de lo ajeno nacidos en estas playas. En los circuitos donde se mueven los visitantes extranjeros la vida transcurre con normalidad y en la noche se ve a miles de personas cenando, concurriendo al Casino o entrando a bares y boliches bailables donde la madrugada se extiende sobremanera.

7 Los hinchas argentinos en Johannesburgo se cuentan por miles y parecen habituados a esta ciudad. Muchos de ellos alquilaron autos que conducen con presteza una vez habituados a vehículos con volante a la derecha. Con respecto a los precios son muy parecidos a los nuestros. O sea, son caros. Y si bien los shopping en Ciudad del Cabo y otras grandes urbes parecen norteamericanos, los precios están muy lejos de serlo. Merece destacarse el hecho de que haya un par de meeting points criollos. Uno es el Bar Argentino ubicado en pleno barrio de Sandton donde te podes cruzar con Pamela David, las Electrostars y otras carnes argentinas y el otro es el Bar Móvil de nuestra cerveza mas popular que antes y después de los partidos de la selección lubrica ansiedades y festejos.

8 Antes de quedarme sordo quisiera hablar de las vuvuzelas que generaron la principal controversia en lo que va del campeonato y con la FIFA dando marcha atrás en su intención de prohibirlas. Conocida la noticia de la probable censura, la reacción de la prensa local no se hizo esperar y hubo críticas para los insensibles que no comprendieron que detrás de la vuvuzela hay una historia que se remonta a la tribu Zulu. Hasta dijeron que al que no le guste se compre tapones para los oídos, que dicho sea de paso te vende el mismo tipo que te expende la vuvuzela. O sea, te suministra la sal y cuando morís de sed, te vende el refresco. Una de las cuestiones más dolorosas de esta trompetita es que no sólo es imposible transmitir un partido, salir en vivo desde la cancha o permitir que jugadores y técnicos se comuniquen, sino que se pierde la diversidad de alientos y cánticos, la identidad de las hinchadas que entre las vuvuzelas y la insufrible ola parecen todas gemelas.

9 La economía local se verá notablemente beneficiada con la realización del mundial, no sólo por la cantidad de personas a las que se les dio trabajo en el ámbito de la construcción y en el sector de los servicios, sino por el ingreso de unos 350.000 turistas extranjeros que le permitirán a esta nación un crecimiento adicional de su PBI en 0,5%, para un incremento de la actividad que este año será cercano al 3%. Esto, de todos modos, no será suficiente, más allá de la cotización récord en el precio del oro, para bajar los índices de desocupación que en grandes ciudades se acerca a los 30 puntos.

10 El sueño sudafricano de ser una república unida, que pueda dejar atrás años de persecución racial e intolerancia social está en marcha. Luego de la desaparición formal del Apartheid mucho queda por hacer, pero no son pocos los que piensan que esta Copa del Mundo será un gran impulso para terminar de unificar a los sudafricanos en un proceso que insumirá otra década. Ojalá que este amable país pueda lograrlo, será ese su verdadero campeonato mundial.

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