La verdad, como fundamento del coraje

La transparencia es uno de los principios esenciales en la relación entre los que gobiernan y los ciudadanos, y en un sistema republicano su necesidad es imperiosa. Hoy estamos atravesando un momento trascendental de la vida política de los argentinos, en el cual la Ciudad de Buenos Aires se convierte una vez más en el foco del orden institucional. El Jefe de gobierno Mauricio Macri, con una valentía inusual para un político en los tiempos que nos toca transitar, ha adoptado una postura concluyente, para enfrentar un momento de indudables muestras de persecución política del que pocos antecedentes existen en nuestra vida democrática. Y esa decisión se ha visto plasmada mediante dos ejes centrales:

El sometimiento voluntario a juicio político que ha promovido Mauricio Macri, resulta la decisión sobre la cual el Jefe de Gobierno aspira a demostrar su inocencia.

A esa situación extrema que podría derivar en su destitución, se ha sometido Macri con el respaldo de todo el PRO; y a ese desafío nos enfrentamos, porque entendemos que dadas las circunstancias, es la única manera genuina de garantizar el respeto por la soberanía popular, y la transparencia que la causa de Oyarbide nos ha negado.

Resulta en este punto muy importante destacar que la decisión se ha tomado sabiendo que el PRO, tiene minoría en las dos Salas intervinientes (19 de 45 diputados en la Acusadora y 5 de 15 en la Juzgadora), esto representa un acto de valentía y de coraje institucional sin precedentes.

Por otra parte, todo el espectro opositor viene reclamando indiscriminadamente; la creación de una Comisión Investigadora, la toma de licencia en el cargo, la renuncia directa, y también el propio juicio político. El segundo aspecto planteado por Mauricio Macri, tiene que ver con el Juicio Oral que se avecina en la Causa del Juez Oyarbide. Lamentablemente estamos lejos de contar en nuestro país con una administración de justicia independiente. Consideremos que, después de la reforma del Consejo de la Magistratura por parte del Kirchnerismo, la intromisión de los intereses políticos en la Justicia es evidente. Esto provoca influencias insoportables para cualquier persona que se encuentre en esa situación.

Creo en el espíritu de la República, creo en los contrapesos del sistema, creo en la justicia. Pero aún así, debo criticar la resolución emanada de la Cámara. Su dictamen avala -automáticamente-, el procesamiento dictado por un juez sospechado, polémico, y parcial, como lo es Oyarbide. Para ilustrar mi posición sólo basta analizar la no consideración por parte del Tribunal de la Cámara, respecto de los hechos e indicios que apuntan a la SIDE; y a la investigadora Ackerman Group como interviniente. Ambas denuncias, incorporadas como hechos nuevos, no fueron siquiera tenidas en cuenta a la hora de confirmar el procesamiento.

Mauricio Macri es inocente. No tuvo ni tiene nada que ocultar, y desde ese lugar y con esa tranquilidad de conciencia, ha tomado la decisión política de someterse hasta las últimas consecuencias y a todos los mecanismos institucionales que garanticen la búsqueda de la verdad.

La verdadera Justicia está por venir; esta circunstancia de manoseo, desprecio y prejuzgamiento se va a terminar cuando al final, una sentencia definitiva e imparcial, sea pronunciada.

Como diputado, conciente del mandato que la sociedad me ha conferido, tengo la obligación de denunciar que la persecución a Mauricio Macri es la que sufren todos aquellos que en la última elección optaron por la boleta del PRO en el cuarto oscuro. Poniendo en duda su integridad, se ataca a cada uno de nosotros, los que hemos elegido ser representados por este hombre.

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