AGENTES DEL EX SERVICIO SECRETO SOVIÉTICO MUESTRAN SU PODER

La sombra de la antigua KGB se extiende sobre Rusia

El arresto de Mijail Jodorkovsky, el el hombre más rico de Rusia, saca a la luz la creciente influencia de la ex KGB en la vida política y económica del país

La operación realizada esta semana para detener al magnate petrolero Mijail Jodorkovsky a bordo de su avión privado fue llevada a cabo por el Servicio Federal de Seguridad, el sucesor de la KGB, que trabajó conjuntamente con la fiscalía y la policía. Sus acciones están destinadas a intimidar a la comunidad de negocios, así como al conjunto de la sociedad, dicen los analistas. “El arresto de Jodorkovsky es una peligrosa señal del fortalecimiento de la antigua KGB y las crecientes tendencias totalitarias de la elite política rusa , comenta Olga Kryshtanovskaya, analista política moscovita.

En otro incidente, a principios de mes, dos agentes de los servicios de seguridad acudieron a la prestigiosa escuela donde estudia la hija de doce años de Jodorkovsky y reclamaron a su profesora una lista de sus compañeros de curso. La explicación oficial fue que estaban recabando información para operaciones antiterroristas. Pero no se produjeron acciones similares en otras escuelas, lo que dio todavía más la impresión de era un acto intimidatorio.

Sin embargo, la victoria de los hombres de la antigua KGB puede ser corta si Vladimir Putin quiere restaurar el equilibrio de poder dentro del Kremlin, avisa Lilia Shevtsova, del Moscú Carnegie Centre.

Desde su elección como presidente de Rusia en 2000, Putin ha mantenido un equilibrio de poder entre sus antiguos colegas de la KGB, que ocupan ahora altos cargos en el Gobierno, y los tecnócratas más liberales, legado de la Administración de Boris Yeltsin.

El arresto de Jodorkovsky es interpretado en Moscú como una victoria de la vieja guardia de la KGB. El Servicio Federal de Seguridad, junto con el Ejército y la policía, se mantiene entre los pocas instituciones que no han sido reformadas desde la época soviética. Muchos de los ex agentes del KGB, al igual que oficiales del Ejército, quedaron al margen de las privatizaciones de los noventa. Con la elección de Putin, sintieron que había llegado su hora.



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