La hora de los oportunistas: las máximas de los que ganan cuando todos se asustan

Sin gozar de una fama excesiva, el selecto club de oportunistas recorre el mercado buscando gangas. Y suelen encontrarlas en momentos de pánico generalizado. ¿Resulta familiar? Son pragmáticos, cautelosos y sólo compran si usted vende...

Da escalofríos: “Cuando haya sangre en las calles, compra propiedades . Lo dijo el flemático Barón de Rothschild, allá por el año 1757 y ante los acontecimientos que se avecinaban luego de la batalla de Waterloo. La frase es conocida en el mundo entero y son los cazadores de oportunidades los que la tienen enmarcada con varillas de oro y vidrio opaco a la cabecera de sus desvencijadas camas. Dicen que así, uno puede llegar a ser millonario y que lo único que se necesita es paciencia... y algo de sentido de la oportunidad.

Lo concreto es que recorren el mercado con una mirada distinta. ¿Cómo? ¿De quién hablamos? ¡De los oportunistas!, los mismos que cultivan la paciencia con una dedicación similar a la de un horticultor que cuida amorosamente sus berenjenas. Saben, ambos, que el ciclo tiene sus reglas y que de ninguna manera conviene ir contra la corriente. El de los inversores –hablamos ahora del ciclo– se divide en 3: acumular, participar, distribuir.

Son los oportunistas aquellos que se ubican en la primera etapa. “Los inversores más iluminados entran en el mercado cuando prácticamente hay pocas operaciones, los precios muy bajos y se nota cierto desinterés en algunos casos o una crisis bajista en otros , dice el operador de una tradicional casa de Bolsa. “Después, cuando comienzan las subas, llega el momento de mantener la tenencia .

Sin embargo, esta casta de inversores sabe tomarle el tiempo a la retirada: “Un oportunista vende cuando las permanentes subas de la bolsa salen en la tapa de los diarios, que es cuando entra el inversor ingenuo que cree que si la bolsa ya ganó 30% eso quiere decir que puede volver a ganar otro 30% , concluye.

En condiciones como las actuales –de pánico generalizado por si alguno no se enteró–, son justamente los pragmáticos los que, haciendo un paréntesis de la estampida colectiva de inversores, sacan una mayor rentabilidad del momento. Es que para ellos, lo que luce negro es sólo cuestión de tiempo.

Pero el identikit de un oportunista todavía no está completo. En rigor, si bien la diversidad de comportamientos es infinita, son los operadores los que reconstruyen algunos rasgos comunes de esta raza de inversores que toman el teléfono para llamarlos y decirles ¡comprá! cuando por la otra línea no logran acallar a los ahorristas que les gritan ¡vendé!.

“Un oportunista es temeroso solamente cuando otros son codiciosos, y es codicioso solamente cuando otros son temerosos , señala otro agente bursátil. “Esto hace que en una crisis bajista, se pongan primero en la fila de compra y que cuando todos compran ya estén interesados en vender , agrega.

A la vez, el inversor conocedor de las gangas bursátiles sabe que no es necesario hacer cosas extraordinarias para conseguir resultados extraordinarios porque conoce positivamente que el mercado de valores es maniaco-depresivo. Concibe que lo ideal siempre es entrar en un papel del cual conoce su negocio y que para él tiene un margen de beneficio interesante. De todas formas se distingue porque sabe cuándo decir que no: una negativa a tiempo, piensa, siempre vale más que un acierto a la suba. Otra que practica: el optimismo es el enemigo del comprador racional.

Otro aspecto que, según los operadores, destaca a esta raza de inversores es que conocen al detalle que gran parte de éxito se pueden atribuir a la inactividad.

“La mayoría de los inversores no pueden oponerse a la tentación de comprar y de vender constantemente , dice un agente. “El letargo, lindando en la pereza, es la piedra angular de un estilo de la inversión oportunista . Pero más allá del dolce fare niente pregonado, lo cierto es que la fría sentencia del Barón de Rothschild sobre comprar inmuebles cuando hay sangre en la calle pasa por alto un detalle: nada dice el distinguido caballero sobre cómo cumplirla cuando la sangre en la calle es la de uno mismo...

Noticias de tu interés