EL PETRÓLEO, EL SARS Y LOS ATAQUES TERRORISTAS CREAN INCERTIDUMBRE

La gran pregunta es cómo sostener el rebote global

A pesar de las perspectivas de fuerte crecimiento para 2004, existen cinco desafíos cruciales que nublan las expectativas de que haya una expansión sostenida

La economía mundial está repuntando sólidamente, lo que permite proyectar para el 2004 un crecimiento económico real de 4,5%, tasa registrada durante el auge de 1999 y 2000. Sin embargo, más allá del corto plazo existen cinco desafíos cruciales que nublan las perspectivas de expansión sostenida.

Estados Unidos y Asia emergente encabezan la recuperación global y ayudan al desempeño respetable de Japón. El crecimiento se acelera a un ritmo moderado en Europa, y América latina está lista para registrar un repunte decisivo.

Esta recuperación global se produce en un buen momento. El presidente George W. Bush busca la reelección para fines de este año. Los países europeos tienen mayores déficits presupuestarios como resultado de su desaceleración económica. Japón, pese a su reciente repunte, necesita un crecimiento constante para reformar su sector financiero y debe abordar problemas derivados de su elevada deuda pública y la gran cantidad de futuros jubilados.

Los precios del petróleo, el posible regreso del SARS y la amenaza de otro ataque terrorista crean riesgos de corto plazo. Pero más preocupantes son los siguientes cinco temas:

Primero, en los principales países industriales las tasas de interés son muy bajas y probablemente se mantengan relativamente así durante un período considerable. Estos países deben desarrollar y comunicar políticas que contemplen subas graduales de las tasas de interés oficiales para lograr una razonable estabilidad de precios y seguir brindando apoyo a la actividad económica.

El segundo desafío se relaciona con los flujos de capital que ingresan a los mercados emergentes. Tras el descenso durante la crisis asiática y la reducción aún mayor por el default de la Argentina, empezaron a crecer los flujos de capitales privados hacia los países emergentes. Pero todavía no tomaron el ritmo de 1997. La recuperación económica en la mayoría de las naciones emergentes, las tasas de interés bajas en las industriales y el mayor optimismo en los mercados financieros globales indican que pronto volvería el frenesí. Los riesgos crecieron debido al aumento generalizado de los niveles de deuda en los países emergentes.

Tercero, casi todos los países industriales necesitan una gran consolidación fiscal en el mediano plazo, para reducir sus déficits y abordar las implicancias fiscales de las poblaciones que envejecen.

Cuarto, el enorme déficit de la cuenta corriente de EE.UU. debe reducirse a niveles coherentes con el interés sostenible por la inversión extranjera. Eso requiere de una importante depreciación del dólar respecto de sus niveles de 2000 y 2001. Ya se corrigió contra el euro, los dólares australiano y canadiense y, en menor medida, contra el yen. Pero todavía es muy reducido el ajuste respecto del yuan chino y muchas monedas latinoamericanas se depreciaron frente al dólar desde 2001.

Finalmente, el enorme déficit de la cuenta corriente de EE.UU. y las recientes pérdidas de empleos industriales se combinan con el propagado sentimiento antiglobalización. Eso crea una mayor preocupación por el proteccionismo, más allá de los efectos de las acciones proteccionistas individuales. Esto se suma a la urgencia de intensificar los esfuerzos tendientes a liberar el comercio global, antes de que tanto impulso tome la dirección opuesta.

El autor fue economista jefe del FMI.



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