SE ESTIMA QUE 7.000 INVESTIGADORES Y TECNÓLOGOS RESIDEN EN EL EXTERIOR

La fuga de científicos preocupa ya al 90% de los argentinos

El deterioro del sistema científico generó una gran pérdida de jóvenes graduados, que terminan su formación en el extranjero. Pero en la última crisis el éxodo fue escaso

El 88% de los argentinos cree que el éxodo científico es un serio problema nacional. El 34% cree que el fenómeno se explica por las mejores condiciones de investigación en el extranjero y el 60%, que la motivación es económica o laboral. Tales los datos de una encuesta elaborada por Mario Albornoz, Director del Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior, para el Ministerio de Educación.

¿De qué cifras estamos hablando? ¿Cuán grave es el éxodo de cerebros? Cerca de 7.000 científicos y tecnólogos argentinos residen en el exterior. Como toda estimación, la cifra debe tomarse con precaución. Lo que sí es indiscutiblemente cierto es que se ha hecho muy poco para revertir o compensar la pérdida del capital humano, técnico e intelectual que el país resignó a favor del resto del mundo.

“En los últimos 40 años, en Argentina, a contramano de la tendencia internacional, casi no se han desarrollado procesos de generación o adaptación del conocimiento , dicen Adolfo Nemirovsky y Gabriel Yoguel, dos científicos argentinos que hicieron investigaciones en EE.UU.

Mientras los países desarrollados invierten en Ciencia y Tecnología alrededor de 4% del PIB, y Brasil gasta 1%, en la Argentina la proporción es de entre 0,22 y 0,24%. De 1966 a la actualidad, sucesivas oleadas migratorias de científicos buscaron en el exterior oportunidades que el país no les daba. Según Nemirovzky y Yoguel, el 97% de la diáspora nacional tiene al menos un estudio de grado en Argentina y más del 35% tiene al menos dos títulos.

“La pérdida de este capital humano es irrecuperable. No sólo por el conocimiento desaprovechado, sino por la gran cantidad de dinero que el país invirtió en esta gente , se lamenta Albornoz. Sin embargo, agrega, desde la crisis 2001/2002 la migración de investigadores con trayectorias importantes en el país y cargos estables no ha sido significativa. En el Conicet, el organismo que más científicos reúne a nivel local en esos años se retiró, respectivamente, sólo el 2,7% y 1% del personal menor de 65 años.

Pero hay otras pérdidas. “El deterioro del sistema científico ha desatado una pérdida muy importante entre los mejores graduados jóvenes, que deberían estar formándose en los grupos de investigación y ser la generación de recambio, pero eligen terminar su formación en el extranjero, dando el primer paso en el camino más frecuente de la migración, con un impacto sobre el sistema científico nacional, que será aún más perceptible en el mediano plazo , explica Albornoz.

Un consuelo es que “la fuga de cerebros puede no ser un problema en el largo plazo, si se logra establecer una conexión productiva con la diáspora argentina , dice William Maloney, del Banco Mundial. Con ese objetivo, en octubre la secretaría de Ciencia y Técnica (SECyT) relanzó el programa Raíces, para fortalecer el vínculo con los investigadores del exterior y su permanencia en el país y el retorno de aquellos cientícos y técnicos interesados que están en el exteior. Los resultados se verán recién a largo plazo , dice Agda Menvielle, directora de Relaciones Internacionales de la SECyT. Una respuesta que exige paciencia al 72% de los argentinos que le demandan al Estado “el máximo esfuerzo para retener cerebros en el país.



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