La UIA, condenada a conformarse con gestos sinuosos

A los Kirchner nunca les gustó acceder a reclamos ajenos. En su forma de entender la política, lo consideran casi una capitulación. Por eso siempre han mostrado escasa disposición a la búsqueda voluntaria de consenso. Sobre todo en aquellos temas en los que creen que, por darle la razón a quien hace el planteo, están erosionando su base política.

Por eso cuando emiten una señal a pedido del sector empresario, por ejemplo, el mensaje nunca es directo, sino sinuoso. Los hombres de negocios ya están acostumbrados a este estilo, porque desde la intervención del Indec hasta acá, están acostumbrados a buscar datos entrelíneas, tanto malos como buenos.

El lunes la UIA le había solicitado al Ejecutivo que impidiera un desborde de las negociaciones salariales, impulsado por el planteo del Sindicato de Luz y Fuerza a favor de reabrir la paritaria. Los industriales entienden que esa actitud gremial, que procuraba llevar la mejora salarial de 22% obtenida en el primer trimestre, a 35%, es un disparador inmediato de expectativas inflacionarias.

El Gobierno aceptó dar un gesto a su manera: dio una mejora salarial de 21% a los estatales, por debajo del 23,5% que le había dado a los docentes en febrero. Lo hizo, pero no lo dijo, una muestra del mejor estilo K.

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