TURISMO RURAL

La Jutlandia bonaerense

En la zona de Tres Arroyos la herencia cultural de los inmigrantes daneses está presente en estancias y chacras que se ofrecen como sitios ideales para una visita que combine relax, historia y la belleza del campo.

La Argentina ha recibido en los dos siglos anteriores inmigrantes de todos los rincones del planeta. Está claro que los más notorios han sido españoles e italianos; pero no es menos cierto que otras comunidades se han ganado un lugar importante en diversos puntos del país. Están los franceses que se afincaron en las Sierras de Cura Malal; los gauchos judíos de Moisesville y alrededores; los galeses en Chubut; y los alemanes del Volga en el corazón de la provincia de Buenos Aires.

Y también hay que hablar de los daneses de Tres Arroyos. Porque está el famoso Juan Fugl, pionero en la zona de Tandil que acapara las miradas. Pero aquí, más al sur y sobre la Ruta 3, nombres como Verkuyl, Pedersen, Buus, Dam o Christiansen son marcas registradas en el desarrollo de la región.

Un ejemplo de esta influencia de los daneses que llegaron al sur bonaerense fue la creación de la que hoy se llama Chacra Barrow. En mayo de 1923 los miembros de La Previsión Cooperativa de Seguros fundó la “Chacra Experimental La Previsión con el fin de mejorar los conocimientos tecnológicos del sector agropecuario. Años después de transfirió la propiedad de la chacra a la Provincia de Buenos Aires y luego se convirtió en parte de la red del INTA. Esas mismas familias siguen siendo parte de la vida de la chacra, algunas como parte del Consejo Asesor, otras a través de la Cooperadora que hoy es presidida por uno de sus miembros de apellido Mathiasen.

Estos mismos chacareros son los que dan vida a algunas de las estancias turísticas de la zona, que, junto a la cercanía de balnearios como Reta y Orense conforman un combo para descubrir.

Sitios para el relax

Entre las opciones que ofrece Tres Arroyos está estancia El Trébol, que en su pequeño casco dispone de cuatro dormitorios para un total de ocho pasajeros. Ubicada a 20 minutos del Balneario Orense, no sólo ofrece el menú típico de un establecimiento de campo. Porque además de las actividades de granja, pesca, avistaje de aves y trekking, la estancia tiene su larga historia danesa, que se refleja en la gastronomía más que en ningún otro aspecto. Claro que los nombres también son elocuentes, y nunca más que en Estancia Blaavandshuk, situada a pocos kilómetros de otro balneario, Reta. A la estancia se llega por el camino a Lin Calel. Aquí la caza menor y las cabalgatas se suman a un parque de gran belleza y prolijidad que enmarca los trazos finos de una casona de gran comodidad.

Aunque, sin dudas, el establecimiento más impactante pro su arquitectura de ladrillos rojos y formas neoclásicas es la Estancia Apollo XI. El casco de la estancia fue construido en el año 1927 por una familia de dinamarqueses. En el año 1970 la familia Verkuyl compró la primera fracción de tierra a la que bautizó Apolo XI y luego en 1994 también adquirió el casco de la estancia, que fue remodelado como hotel rural. Desde 1998 el establecimiento se dedica al turismo internacional de estancias. Y ese expertise permite disfrutar aquí de otros servicios adicionales como las salidas de pesca embarcada o los safaris fotográficos. Desde al comodidad de las estancias, no sólo se pueden visitar sitios emblemáticos como la iglesia danesa o el colegio danés, sino que también es posible asomarse a la historia de otra comunidad especial que se afincó en la región, como son los inmigrantes holandeses.

Fernando Bello

Noticias de tu interés