Irak necesita de la comunidad internacional

El recrudecimiento de la violencia en Irak, que ayer se cobró nuevas víctimas como consecuencia de atentados terroristas, muestra la verdadera cara de la posguerra entre las tropas de la alianza encabezada por los Estados Unidos y la resistencia leal al derrocado Saddam Hussein. Pero no debe hacer olvidar la necesidad de un firme compromiso de la comunidad internacional con la reconstrucción iraquí, cumpliendo con la nueva resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, poco antes de desatarse la ola de ataques suicidas en Bagdad.

Esa resolución, que fuera presentada por los EE.UU., el Reino Unido, España y Camerún, y lograra el respaldo de Francia, Rusia y Alemania, conmina a la comunidad internacional a ayudar en la reconstrucción y reafirma a Estados Unidos como principal autoridad en el país hasta las elecciones. El texto contempla una fuerza multinacional de estabilización bajo el mando estadounidense y obliga al Consejo de Gobierno iraquí a entregar el 15 de diciembre un calendario para los comicios. Una vez asumido el nuevo gobierno democráticamente elegido, expirará el mandato de la fuerza multinacional.

Esa salida pactada legitima la ocupación impulsada desde Washington y no aleja los peligros de una escalada en los actuales enfrentamientos, pero permite abrir más las puertas a la participación internacional en el conflicto y significa un considerable respaldo para el vapuleado pueblo iraquí, que busca una luz de esperanza. Sin ella, cualquier intento occidental y local por hacer valer los principios de libertad y democracia caerán en saco roto.

Es evidente que los Estados Unidos no podrá controlar la situación por mucho tiempo con sus propias fuerzas, por más que se trate de la potencia militar más grande del planeta. La percepción expresada por el presidente norteamericano, George W. Bush, de que los recientes ataques terroristas obedecen a la desesperación del enemigo debido a los “éxitos obtenidos en Bagdad, difícilmente pueda tomarse al pie de la letra.

La situación del jefe de la Casa Blanca con respecto a Irak es compleja. El gasto en la misión militar elevará el déficit fiscal de 2004 a por lo menos 525.000 millones de dólares. Según una encuesta difundida ayer por la cadena CNN, el 57% de los estadounidenses apoya el retiro al menos parcial de los soldados de EE.UU. de Bagdad. Además, la explosión de los 5 coches bomba ocurrida el lunes en el término de una hora demuestra que la resistencia iraquí es más poderosa de lo que se temía.

¿Podría pensarse que Irak estará mejor con el retiro de las tropas de EE.UU. y aliados, o sin la intervención internacional? ¿Podría significar una avanzada terrorista un grave costo sólo para la unilateralidad adoptada en su momento por Washington? Ciertamente, no. Si el resto de la comunidad internacional tenía algo para aportar, éste es el momento. Superar de algún modo esos dilemas es la única vía para salvaguardar el multilateralismo y garantizar la seguridad mundial contra el terrorismo.



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