Intentos que siempre se caen de la agenda

Por Jorge Sosa.

En un esfuerzo por dejar de lado todo lo posible el escepticismo y la sospecha, se podría decir que los siempre prometidos proyectos de reforma política y electoral en la Argentina, han tenido un mal timming. O los plantean las fuerzas políticas cuando están en desventaja numérica en el Congreso, o se prometen desde el Gobierno cuando hay otros temas más candentes en la agenda que terminan dejando esa misma promesa durmiendo en un cajón, o resurgen -como ahora- a un paso de una elección y ya con escaso margen como para profundizar en el debate o implementar los cambios con la suficiente anticipación para que sean bien implementados y -a la vez-que esos cambios no sean vistos como una medida tendiente a favorecer a algún sector en particular.

Es la muestra de la falta de institucionalidad de los procesos partidarios y electorales en nuestro país, que se pone en evidencia cada día más a raíz de la fragilidad y la atomización de los propios partidos políticos.

Temas como las internas abiertas y simultáneas, el debate sobre la boleta sábana, y la implementación del voto electrónico, nunca tuvieron empuje suficiente.

Claro, también se puede ser un poco más escéptico, y pensar que hubo algo más que falta de timming.

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