Immelt, CEO de General Electric, está desilusionado con el gigante asiático

Las señales de que el mundo empresarial se desilusiona de China han sido abundantes en los últimos meses, pero ninguna es más reveladora que las declaraciones de Jeffrey Immelt, CEO de General Electric, en una cálida noche romana.

El ejecutivo dijo en una cena con industriales italianos el miércoles que Beijing es cada vez más hostil hacia las multinacionales extranjeras. “No estoy seguro de que a la larga quieran que alguno de nosotros gane o tenga éxito , dijo quien dirige la firma manufacturera más grande del mundo.

Los comentarios son una de las primeras manifestaciones públicas de lo que muchos ejecutivos han dicho en privado en los últimos meses: que están siendo sacados gradualmente del mercado a medida que las empresas locales reciben un guiño de las autoridades.

Tal percepción está lejos de ser universal. Muchos grupos extranjeros venden en China productos que van de autos a bebidas, y no pueden producir bienes con suficiente rapidez como para satisfacer la demanda a medida que la prosperidad se extiende por el país.

Pero las empresas que enfrentan rivales locales competentes se quejan cada vez con más frecuencia. Las organizaciones que nuclean a las compañías extranjeras han sido inusualmente francas con respecto a lo que califican como un proteccionismo creciente.

“Después de 30 años de progresivas reformas de mercado, muchas empresas extranjeras en el país sienten que chocaron contra una barrera inesperada e inexpugnable , declaró Joerg Wuttke, ex director de la Cámara Europea de Comercio, en el Financial Times en abril.

La Cámara Americana de Comercio en Beijing ha hecho declaraciones similares, mientras que un sondeo entre empresas europeas difundido esta semana por la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China mostró que casi la mitad espera tener aún más problemas con los reguladores durante los próximos dos años.

El vuelco en el clima tiene raíces complicadas. Algunos dicen que el cambio refleja un clima político post crisis donde el Estado chino se siente envalentonado.

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