Fox no aprovechó buenas oportunidades

Regresaron los que odian al Nafta. Una década después de que H. Ross Perot advirtió a los votantes estadounidenses sobre “el sonido de succión que hacen los empleos que van hacia el sur , volvieron a salir los puñales contra el Acuerdo de Libre Comercio Norteamericano (Nafta). Y esta vez es tanto en nombre de México como de los trabajadores estadounidenses.

Un grupo activista norteamericano llamado Public Citizen, declaró que los diez años de Nafta provocaron en México una “explosiva crisis rural , horrorosos niveles de pobreza y mayor desigualdad económica . Culpar al acuerdo de todo lo que le pasa hoy al país no es nada honesto.

Una evaluación más sensata es la que ofrece un estudio del Banco Mundial publicado esta semana. Su conclusión central es que el impacto económico del Nafta en México ha sido bastante modesto; quizás no haya mejorado mucho las cosas, pero tampoco las empeoró; y que el principal problema es que México desperdició sus oportunidades.

Como señala el Banco Mundial, poco tiempo después de que México se unió al Nafta sufrió una feroz recesión disparada por la crisis del tequila en 1994, que deprimió la producción per cápita y los salarios reales.

Si bien sus exportaciones desde entonces fueron buenas, el informe sostiene que gran parte del crecimiento se debió a la liberalización unilateral de fines de los ochenta, y no al Nafta.

Las restricciones al comercio que quedan en América del Norte tienen parte de la culpa. Pero la mayoría de las desventajas de México las causó el país mismo. El presidente Vicente Fox desperdició la posibilidad de impulsar temprano las reformas esenciales, que ahora enfrentan una implacable oposición en el Congreso azteca. Gran parte de la economía aún debe reestructurarse y el sistema fiscal espera una modernización.

Por sobre todo, México no aprendió de los “tigres asiáticos , que mejoraron su capital humano. Eso lo dejó muy vulnerable a la competencia de bajos costos proveniente de China.

Los activistas que se oponen al comercio ignoran esos fracasos políticos, en México y en otros países pobres. Creen que todo es culpa de los mercados abiertos y sus defensores. Sin embargo, “no es un solo factor lo que convierte a las naciones en prósperas o miserables. Ningún amigo del libre comercio es tan idiota como para decir que el libre comercio es lo único valioso en el mundo: que la religión, el gobierno, la policía, la educación, la administración de justicia, el gasto público, las relaciones exteriores, no tienen nada que ver con el bienestar de las naciones , escribió Macaulay, el historiador británico en 1845.

En resumen, la mayoría de las claves del éxito económico está en casa. Los gobiernos de países pobres, y los críticos del comercio, deben tomar en serio esa lección. En qué medida el Banco Mundial puede ayudarlos a que se ayuden es otro tema.



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