Esperanzados, pese a una industria que está en crisis

Miguel Altuna, el presidente de SanCor, es tambero y también tiene actividad como productor sojero. Pero defiende a la industria de las vacas. “El paquete tecnológico necesario para la producción de soja requiere mucho menos esfuerzo que el necesario para hacer leche. Por cada persona que se emplea en la soja, hay 10 que trabajan en un tambo. Es una relación que las autoridades deberían tener en cuenta , dice. En los tambos se desempeñan ingenieros agrónomos, veterinarios, técnicos, especialistas en el pasto que comen las vacas, más allá de los servicios de siembra que pueden adquirir algunos tamberos. Es una industria que, aunque con alzas y bajas, se mueve todo el año y permite crear valor agregado en distintos productos. La soja, en cambio, requiere mano de obra que trabaja en el cultivo y la cosecha, pero luego permanece meses inactiva. Y su comercialización pasa, mayormente, por el poroto, que es un commodity. “Cuando se exporta un grano, el valor agregado lo genera otro.

Y ése es dinero que se pierde , dice el presidente de la cooperativa. (Pág. 12)

El mercado de Lebac se concentra en pocas manos

A lo largo del año, las Lebac fueron ganando terreno dentro de la cartera de inversiones de las AFJP, pasando de unos $ 109 millones en enero a ocupar más de $ 1.050 millones. Así, en cada licitación, las administradoras fueron cobrando protagonismo y ya tienen en su poder más del 10% de las Lebac que se encuentran en circulación. El resto, en su mayoría, está en manos de las compañías de seguros y de los bancos. Las primeras, en general, poseen casi el 20% de toda su cartera colocada en estas letras del Banco Central. Y las entidades bancarias, por su parte, utilizan más del 50% del dinero que captan para comprar Lebac. De este modo, con muy pocos inversores personales, el mercado de Lebac se concentra casi exclusivamente en bancos y en fondos institucionales. (Pág. 17)



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