Espacios para completar
La ganadora de la última edición de Casa Foa abrió la puerta de su estudio y brindó su visión de la profesión a través de su condición mujer, madre y arquitecta a la vez.
Llueve en la mañana de viernes pero ya hay actividad en el estudio de Paula de Elía, en Olivos. Comparten generación aquí sus colaboradores y también otros arquitectos, con estudio propio, instalados en el mismo edificio. Paula comenzó sola su actividad profesional pero hoy, asegura, es tiempo de trabajar en equipo.
Generar proyectos en común a los arquitectos que cohabitan la oficina ya es algo tan natural como una mesa de diálogo donde capturan el tiempo para reflexionar y debatir, en una suerte de saludable rutina. “Los espacios de pensamiento y reflexión que extrañaba de la universidad aquí volvieron a existir , comenta ella.
Es inevitable curiosear en la postura que De Elía tiene en estas charlas y entonces, es tiempo de hablar de arquitectura pero al mismo tiempo, de sociedad y cultura. “La tecnología se acerca con cambios radicales de vida y es preciso que la arquitectura se amigue con ella. Todavía tengo una vieja escuela porque me da la sensación de que eso nos suele alejar de lo cotidiano. El acelere, los tiempos cortos, toda esa actividad hace que podamos encontrarnos menos y son pocos los espacios que uno se puede dar para sí mismo. Los spa, el mercado del descanso, resultan una píldora a corto plazo. Con la arquitectura suele pasar lo mismo, porque no puede estar exenta del consumo y la comunicación y como hay menos espacio para estar, dentro de la propia casa inclusive, el usuario pretende resolver sus necesidades muy rápido. Y el diseño y la tecnología se han puesto a darle la razón. El tema es que también el usuario tenga un espacio para pensar. Por eso hay que amigarse con lo que viene y los arquitectos, usarlo a favor consiguiendo un equilibrio entre la persona y el aparato .
Preocupada por la densidad, la falta de espacios verdes, la contaminación visual, el derribe de edificios históricos, la arquitecta cambia el rumbo del diálogo: del pequeño espacio personal al espacio urbano. “La ciudad de Buenos Aires está muy descuidada, hay mucho maltrato y, seriamente, es el momento de generar un plan urbano responsable. La ciudad tiene mucho por restaurar, por no arruinar. Me interesa sumar desde lo relacionado al arte, con más espacios culturales, con baños públicos en las plazas, como en Europa. Me gustaría hacer algo más comunitario en algún momento, es inevitable como arquitecto que no te afecte lo que pasa en los edificios, la ciudad, las plazas... , explica de Elía.
Tareas múltiples
Paula de Elía es una trilogía de madre, mujer y arquitecta, a un tiempo. Y eso, asegura ella, enriquece la profesión. Es más, en un punto, la convergencia de significados se vuelve más explícita. “La arquitectura no sólo tiene que ver con una grilla funcional donde uno va a vivir. Tiene que ver con decisiones intangibles, ideas que llevan tiempo de maduración. La instancia del armado de la idea, en plena libertad, es la que más disfruto y a la vez, padezco. Tiene algo que ver con el embarazo: las mujeres llegamos al parto y ya queremos otro más. Con las creaciones pasa un poco parecido, son como hijos que salen de adentro de uno. Pero los procesos son erráticos y raros. Me ha pasado de soñar un revestimiento y a la mañana, reproducirlo en un papel...
Tan internalizada está en ella la profesión que cuenta que dibuja a la gente en los bares para inspirarse. “Es muy lindo intentar hacerle la vida más simple y confortable a la gente pero construir genera un poquito de poder, por eso los arquitectos tenemos algo narcisista. Lo más complejo es salir de ese lugar y no esperar siempre la aprobación de los otros. Yo, por suerte, traté de convivir con la sensación de la imperfección, con ser conciente de las limitaciones .
Sin temor a las críticas, dice que a la que más cuesta conformar con cada obra es a sí misma. “En las expos, trato de comunicar algo y que el visitante se pregunte. Todos mis trabajos son un ejercicio intelectual para dar mejores respuestas prácticas y eficientes pero también para, filosóficamente, preguntarme mejores modos de vivir. De todos modos, la sensación de hoy es que la gente todavía no está muy informada sobre la tecnología, sobre lo que no conoce... Le gusta vivir con lo que ya conoce y nosotros, los arquitectos, somos intermediarios de esos deseos. Hay que escuchar más al usuario e interpretarlo. Es muy complicado porque se parece mucho a un psicoanálisis , sonríe Paula.
Las sucesivas Casa FOA de las que siempre salió exitosa (como con su baño público del año último donde se pudo gratificar añadiéndole humor, sorpresa y cambiando patrones a un tema lo suficientemente árido como un baño), también ayudaron a construir su perfil. Aunque ella diga que son varios: “Estoy construyéndolo y no sé si tengo uno solo... Me interesa mucho la diversidad: me gusta diseñar una mesa como inventar algún objeto, como diseñar un local comercial o una casa o una prenda de vestir .
Le Corbusier, Mies van der Rohe, Tadao Ando, Souto de Moura, Paladio, Alvaro Cisa, Matías Klotz figuran en su larga lista de referentes. Cree en la arquitectura interior sin tantos adornos, descree del término decoración y está muy lejos del concepto de imitar arquitectura o réplicas de casas de estilo sino buscar una arquitectura acorde al lugar de emplazamiento.
Para sí misma, el espacio ideal se parece mucho a esos enunciados teóricos. “Me agrada que nada sobre. Que falte, no en términos minimalistas, sino de que se sumen cosas al espacio mientras uno los va habitando. Me interesan los espacios que no se entienden o parece que no están terminados. En la vida, uno nunca termina las cosas del todo, por suerte. Me imagino un espacio que más allá del resultado volumétrico del lugar, sea muy grande para que mis hijos puedan dibujar en las paredes y tenga algún sistema para que esas paredes muten a diario y puedan volver a pintar. Tendría una biblioteca gigante para seguir ampliando, sería un lugar que me represente a mí .
Sol Harguinteguy
Generar proyectos en común a los arquitectos que cohabitan la oficina ya es algo tan natural como una mesa de diálogo donde capturan el tiempo para reflexionar y debatir, en una suerte de saludable rutina. “Los espacios de pensamiento y reflexión que extrañaba de la universidad aquí volvieron a existir , comenta ella.
Es inevitable curiosear en la postura que De Elía tiene en estas charlas y entonces, es tiempo de hablar de arquitectura pero al mismo tiempo, de sociedad y cultura. “La tecnología se acerca con cambios radicales de vida y es preciso que la arquitectura se amigue con ella. Todavía tengo una vieja escuela porque me da la sensación de que eso nos suele alejar de lo cotidiano. El acelere, los tiempos cortos, toda esa actividad hace que podamos encontrarnos menos y son pocos los espacios que uno se puede dar para sí mismo. Los spa, el mercado del descanso, resultan una píldora a corto plazo. Con la arquitectura suele pasar lo mismo, porque no puede estar exenta del consumo y la comunicación y como hay menos espacio para estar, dentro de la propia casa inclusive, el usuario pretende resolver sus necesidades muy rápido. Y el diseño y la tecnología se han puesto a darle la razón. El tema es que también el usuario tenga un espacio para pensar. Por eso hay que amigarse con lo que viene y los arquitectos, usarlo a favor consiguiendo un equilibrio entre la persona y el aparato .
Preocupada por la densidad, la falta de espacios verdes, la contaminación visual, el derribe de edificios históricos, la arquitecta cambia el rumbo del diálogo: del pequeño espacio personal al espacio urbano. “La ciudad de Buenos Aires está muy descuidada, hay mucho maltrato y, seriamente, es el momento de generar un plan urbano responsable. La ciudad tiene mucho por restaurar, por no arruinar. Me interesa sumar desde lo relacionado al arte, con más espacios culturales, con baños públicos en las plazas, como en Europa. Me gustaría hacer algo más comunitario en algún momento, es inevitable como arquitecto que no te afecte lo que pasa en los edificios, la ciudad, las plazas... , explica de Elía.
Tareas múltiples
Paula de Elía es una trilogía de madre, mujer y arquitecta, a un tiempo. Y eso, asegura ella, enriquece la profesión. Es más, en un punto, la convergencia de significados se vuelve más explícita. “La arquitectura no sólo tiene que ver con una grilla funcional donde uno va a vivir. Tiene que ver con decisiones intangibles, ideas que llevan tiempo de maduración. La instancia del armado de la idea, en plena libertad, es la que más disfruto y a la vez, padezco. Tiene algo que ver con el embarazo: las mujeres llegamos al parto y ya queremos otro más. Con las creaciones pasa un poco parecido, son como hijos que salen de adentro de uno. Pero los procesos son erráticos y raros. Me ha pasado de soñar un revestimiento y a la mañana, reproducirlo en un papel...
Tan internalizada está en ella la profesión que cuenta que dibuja a la gente en los bares para inspirarse. “Es muy lindo intentar hacerle la vida más simple y confortable a la gente pero construir genera un poquito de poder, por eso los arquitectos tenemos algo narcisista. Lo más complejo es salir de ese lugar y no esperar siempre la aprobación de los otros. Yo, por suerte, traté de convivir con la sensación de la imperfección, con ser conciente de las limitaciones .
Sin temor a las críticas, dice que a la que más cuesta conformar con cada obra es a sí misma. “En las expos, trato de comunicar algo y que el visitante se pregunte. Todos mis trabajos son un ejercicio intelectual para dar mejores respuestas prácticas y eficientes pero también para, filosóficamente, preguntarme mejores modos de vivir. De todos modos, la sensación de hoy es que la gente todavía no está muy informada sobre la tecnología, sobre lo que no conoce... Le gusta vivir con lo que ya conoce y nosotros, los arquitectos, somos intermediarios de esos deseos. Hay que escuchar más al usuario e interpretarlo. Es muy complicado porque se parece mucho a un psicoanálisis , sonríe Paula.
Las sucesivas Casa FOA de las que siempre salió exitosa (como con su baño público del año último donde se pudo gratificar añadiéndole humor, sorpresa y cambiando patrones a un tema lo suficientemente árido como un baño), también ayudaron a construir su perfil. Aunque ella diga que son varios: “Estoy construyéndolo y no sé si tengo uno solo... Me interesa mucho la diversidad: me gusta diseñar una mesa como inventar algún objeto, como diseñar un local comercial o una casa o una prenda de vestir .
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