El viento de cola de hoy puede acabar mañana

Son tiempos de incertidumbre para las finanzas internacionales. Un día parece que todo está en calma y al otro estallan las economías de Grecia, España, Irlanda o Portugal. Hace una semana, el canje de la deuda argentina en default se lanzaba con horizonte despejado y hoy se evalúan los perjuicios que podría causar la burbuja europea.

Hace sólo 15 meses, Barack Obama lanzaba un paquete de asistencia estatal para dinamizar la economía estadounidense temiendo al gran fantasma histórico de EE.UU.: la dramática recesión por la crisis de 1930.

Europa, en cambio, reacciona activando el músculo de la memoria híperinflacionaria de 1920. Por eso, le apunta sus cañones a los programas de ajuste de gastos y busca refugio en el euro que tendrá su prueba de fuego en esta crisis.

Esta vez, la Argentina tiene la fortaleza del bajo endeudamiento de sus empresas y de sus ciudadanos. Pero el Gobierno, en primer lugar, y también la oposición, deben entender que no se puede jugar con fuego. Que no se pueden malgastar las reservas del Central; que el gasto público debe administrarse con racionalidad y que el buen precio de la soja no va a durar para siempre. La economía es una ciencia que se mueve por expectativas y el viento de cola de hoy puede ser un viento de frente mañana.

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