El próximo presidente de EE.UU. mirará el libre comercio y la globalización con otros ojos

Por Gabriel Sánchez Zinny y Greg Crist, miembros de Dutko Worlwide, Washington DC

El 2008 ya ha comenzado, y con el inicio del año se lanzó oficialmente la carrera presidencial por la Casa Blanca. La votación inicial en las primarias de ambos partidos tomará lugar en el caucus de Iowa, hoy mismo (3 de enero), y será el comienzo de campaña más temprano en la historia de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Esto quiere decir que ya en febrero se conocerá el candidato final republicano y demócrata, mucho tiempo antes que las Convenciones de los partidos confirmen la elección oficial, que transcurrirán en agosto de este año, y también con anterioridad a que la mayoría de los votantes comiencen a enfocarse en los temas y políticas en discusión.

En realidad, la campaña presidencial comenzó el día que el presidente Bush fue reelecto, más todavía en este caso, que por primera vez en más de 30 años, ni el incumbente ni el Vicepresidente en ejercicio (el Vicepresidente Cheney siempre ha dicho que no se postularía) se presentan a las elecciones. La intensidad de la campaña creció más todavía con la victoria demócrata en la Cámara de Diputados y Senadores, en la elección de noviembre del 2006, que le devolvió a este partido la mayoría en el Congreso.

Pero desde hace tiempo ya, ni una elección a alcalde puede dejar de lado la discusión sobre la política económica, como muy bien lo dejó sentado la famosa frase acuñada durante la campaña del presidente Clinton en el 92, “es la economía estúpido . En esta temporada de crisis de los préstamos hipotecarios, caída de bancos, aumento del déficit y de la deuda, la economía ha vuelto a tomar un lugar central en el debate público en Estados Unidos, agregándose los temas de globalización y el libre comercio. Estos últimos ocupaban más bien un lugar en la discusión de política internacional, pero en los últimos meses han pasado a convertirse en el ‘chivo expiatorio’ de todos los problemas que aquejan a la economía, utilizado por casi todos los candidatos a presidente.

Como notaba hace unas semanas el reconocido editorialista político Robert Samuelson, “la globalización se ha convertido en la razón favorita de todos los males para los políticos de ambos partidos...pero la retórica que utilizan puede ser bien dañina en la conciencia de la población...

En 1994, al firmar el Tratado de Libre Comercio con Canadá y México (NAFTA por sus siglas en ingles), el entonces presidente Clinton afirmó: “NAFTA derribará las barreras al comercio entre nuestros países, creando la mayor zona de libre comercio del planeta, y promoviendo 200.000 nuevos empleos tan solo en Estados Unidos , haciendo eco de un acuerdo bipartidario sobre los beneficios del libre comercio para Estados Unidos y el mundo.

Trece años después, el candidato demócrata favorito en las encuestas, y esposa del ex presidente, la senadora Hillary Clinton, mencionó en un reciente acto en el estado de Iowa que “NAFTA fue un error...y por esa razón llamaré a la espera en los próximos acuerdo de comercio, si asumo como presidente .

Desde octubre del 2007, el déficit comercial de Estados Unidos se redujo en 58 mil millones de dólares, un gran indicador de crecimiento en un contexto cuasi recesivo. Un llamado a esperar, como hizo la senadora Clinton, puede perjudicar un importante motor de crecimiento de la económica, más todavía con un valor decreciente del dólar.

Pero es cierto que no sólo la senadora Clinton sino todo todos los candidatos, tanto demócratas como republicanos, están de alguna u otra manera criticando el rol de Estados Unidos en la globalización, ya sea promoviendo medidas proteccionistas, ya sea contra el libre comercio, contra la inmigración, o las relaciones políticas con otras naciones. Esta realidad tiene un efecto directo sobre América Latina, donde varios países, como los de Centroamérica, Venezuela, México, tienen a Estados Unidos como principal socio comercial, pero también porque es la región originaria de mayor cantidad de inmigrantes que cruzan al país del Norte buscando empleo y mejor futuro económico.

El comercio y la globalización han dejado de ser únicamente temas de la agenda de política internacional, para convertirse en eje centrales de la agenda doméstica, mencionados por todos los candidatos en ciudades y estados que recorren durante la campaña. Hoy más que nunca el próximo presidente deberá tratar la relación comercial con otros países desde esa perspectiva local. Y las acciones y políticas que se tomen afectarán tanto a Estados Unidos como al resto del mundo.

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