El nuevo pensamiento militar británico

Las nuevas amenazas que enfrentan las fuerzas armadas en todo el mundo, el terrorismo global y la proliferación de armas de destrucción masiva, requieren de un serio replanteo de la estrategia militar. Lo mismo ocurre con la necesidad de efectuar operaciones de paz en muchas áreas de conflicto, que por lo general están lejos de casa. En teoría, es fácil. La rápida reacción de las fuerzas altamente trasladables, y la inversión en muchas más redes informáticas y sistemas de inteligencia, son fundamentales. Pero el mayor desafío está en contar con los recursos necesarios para enfrentar las amenazas nuevas.

Ese es el dilema central del nuevo documento blanco de defensa que ayer publicó el gobierno británico. Ya no se depende del armamento pesado. Se desguazarán tanques, barcos y aviones viejos. Se necesita menos armamento y mayor movilidad. Se supone que las redes inteligentes para conectar menos plataformas militares, pero más sofisticadas, permitirán que funcione el nuevo sistema. Pero es descabellado pensar que puede hacerse dentro del presupuesto de defensa actualmente restringido.

En lo respecta a la identificación de las amenazas nuevas, el pensamiento británico es parecido al de la administración estadounidense. Las operaciones contra el terrorismo y la proliferación son clave. Goeff Hoon, secretario de defensa, tampoco oculta su opinión de que en todas las operaciones de gran escala, las fuerzas británicas estarán operando con fuerzas estadounidenses.

Gran Bretaña está tratando de embarcarse en una transformación militar parecida a la que anunció Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa, para las fuerzas norteamericanas. Pero intenta hacerlo empleado una porción más pequeña del ingreso nacional. No existe la posibilidad de que el gasto de defensa británico aumente sustancialmente. Y, sin embargo, el gobierno de Gran Bretaña también está proponiendo hacer más que Estados Unidos. Quiere equipar sus fuerzas para tener un rol importante en las operaciones de paz, las cuales requieren más efectivos militares, y no tanta tecnología.

Esa es parte de la lección que deja Irak. Ganar la guerra con las redes y equipos modernos que tienen los militares estadounidenses fue relativamente sencillo. Pero conseguir la paz es realmente mucho más difícil. Hasta las actuales exigencias están estirando al límite a las fuerzas británicas.

Aún en los planes actuales, es probable que el gasto de defensa británico enfrente nuevas reducciones a fines de la década, cuando se necesiten nuevas provisiones como eurofighters y buques nuevos. Sin embargo, se está perdiendo el deseo político de elevar el gasto de defensa. Debería ponerse más énfasis en una compra conjunta, y una combinación de recursos entre los aliados europeos y la OTAN. Y los planificadores militares tienen que elegir más claramente entre sus prioridades. No pueden tener su torta y comerla.



Noticias de tu interés