El boom del campo cosechó nuevos emprendedores textiles

El boom del sector agropecuario tuvo su efecto cascada en la creación de una nueva raza de emprendedores que decidieron saltar las tranqueras e ingresar a nuevos nichos. La familia Hinz, que se especializa en la producción de soja en los campos que posee en la provincia de Entre Ríos, en sociedad con el constructor Jorge Grecco, se quedaron con la marca de ropa infantil Coniglio, que en los ‘90 lideró el mercado de chicos. Planean invertir unos $ 4 millones en dos años para relanzarla.

Por otra parte, en junio pasado, Alfredo Navilli, el dueño de Molinos Cañuelas que comercializa los bizcochos 9 de Oro y harinas Pureza, se quedó con la marca de indumentaria Vitamina, vendida en un remate judicial.

Pese a ser la cabeza de uno de los principales grupos productores de harina de trigo, que factura u$s 250 millones anuales, Navilli concretó la compra a título personal. Desembolsó cerca de 700.000 pesos para hacerse cargo de la firma Compañía Indumentaria (CISA), el holding dueño de Vitamina, y unos $ 36.000 por los derechos para usar la marca de ropa en otros mercados, como Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay.

Vitamina fue una de las líderes del sector hasta el 2000, cuando inició un proceso de decadencia bajo la gestión del fondo de inversión AVP.



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