El Estado y la preservación de los bosques nativos

Según estadísticas del Indec, la provincia de Córdoba perdió más de 271.000 hectáreas de bosques y montes naturales en el período 1988–2002, que representan el 12,4% del área cubierta por este tipo de ecosistema. En promedio, el desmonte y la deforestación alcanzó a casi 20.000 hectáreas anuales en estos 14 años relevados, a una tasa anual del 0,9%.

Este proceso se habría acelerado en el período 1998/2002, según los trabajos realizados por la Dirección Nacional de Bosques (DNB), cuyas estadísticas marcan una tasa de deforestación promedio anual superior al 2,5%.

Lamentablemente, las estadísticas del Indec no permiten distinguir aspectos cualitativos de estos procesos ni características de las áreas perdidas, lo cuál es obviamente una limitación para el análisis.

La tasa de deforestación provincial, tanto la que surge de las estadísticas del Indec como la estimada por la restante fuente oficial señalada, excede la media nacional, que fue del 0,5% promedio anual en el período bajo análisis. De las 2,6 millones de hectáreas de bosques y montes naturales que se perdieron en la Argentina en el período 1988–2002, un 10,4% se encontraba en Córdoba.

De las estadísticas también surge que el proceso de deforestación se produjo en muchas provincias del país, aunque no en todas ellas. Alcanzó a 12 jurisdicciones, mientras que, por el contrario, en las 11 restantes este tipo de ecosistema creció en extensión.

La tasa promedio anual de deforestación alcanzó un valor máximo en San Juan (6,7% promedio anual), seguida de Tucumán (4,4% promedio), Salta (3,7%) y Jujuy (3,6%). Por el contrario, en Chubut y Río Negro esta área creció al 5,7% y 4,9% promedio anual. Córdoba se ubica en la undécima posición de un ránking de provincias que vieron disminuidas sus áreas de bosques y montes.

Los cambios tecnológicos acaecidos en la última década incrementaron sensiblemente el costo de oportunidad de mantener bosques. En efecto, tierras antes consideradas no aptas para la actividad agropecuaria dejaron de serlo gracias a la implantación de determinadas pasturas, la aplicación de nuevas técnicas de siembra y de otros adelantos técnicos.

El rol del Estado en la preservación de los bosques nativos puede conceptualizarse, en términos económicos, como la intervención que requiere un mercado imperfecto que genera externalidades positivas. En este tipo de mercados, el sistema de precios funciona deficientemente, al no reflejar todos los beneficios que se generan a partir de la provisión y el consumo del bien en cuestión; en ellos, el valor que tiene el bien para el agente privado (precio de mercado) tiende a subestimar el valor que tiene el mismo para la sociedad, y se termina proveyendo demasiado poco del bien.

Esto sucede en el caso de los bosques nativos: su valor social excede a su valor privado en una magnitud que tiene que ver con, entre otros factores, los beneficios que se le atribuyen a estos ecosistemas en materia de mejoramiento de las condiciones climáticas, de los suelos, de conservación de especies, etcétera.

El Estado tiene una justificación válida para intervenir en este tipo de mercados, que es la de intentar alcanzar un mejor resultado, en particular, que el bien no sea subprovisto. Tiene diferentes instrumentos de intervención (hacerse cargo directamente de su provisión, subsidiar al sector privado, imponer restricciones legales, etcétera), debiendo elegir entre ellos. Pero quizás lo más complejo para el Estado sea poder mensurar el nivel de provisión más conveniente (el óptimo). Por caso, ¿cuál es la dotación de bosques nativos que más beneficios genera a la provincia?

Este no es un interrogante de fácil respuesta, dado que en este tipo de evaluaciones intervendrán variables de muy difícil mensura; además, no sólo deberían considerarse los costos sociales de reducir la producción de bosques naturales, sino también los potenciales beneficios (privados y sociales) derivados de la reasignación de recursos hacia actividades productivas alternativas.

En síntesis, la dotación de bosques nativos se encuentra naturalmente en riesgo por sus características intrínsecas. En la provincia de Córdoba ésta disminuyó sensiblemente por los cambios tecnológicos producidos y la posibilidad de destinar las tierras a otras actividades productivas.

La expansión de la frontera de producción agropecuaria es un objetivo deseable, especialmente si este proceso se da en zonas deprimidas que requieren de mayor nivel de actividad económico.

El desafío de las autoridades es regular estos cambios y promoverlos bajo la condición de que la sustentabilidad del medio ambiente no se vea afectada.



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