¿De qué juega el tal Twitter?

Insólitamente, cuando el Mundial está a la vuelta de la esquina y chicos y grandes de distintos lugares del planeta andan haciendo sus especulaciones e imaginando colores, figuras y camisetas que destellarán en Sudáfrica, el nombre propio más asociado a la gran cita no es el de Messi ni el de Cristiano Ronaldo. Tampoco Kaká, Rooney o David Villa han logrado eclipsar a quien, hasta ahora, gana con creces en los diferentes informes periodísticos que se conocen por aquí y por allá. A esta altura de los acontecimientos, podrá desconocerse, incluso, la existencia de Zakumi, el leopardo que oficia de mascota oficial, pero nadie podrá obviar a Twitter, la estrella que no es enganche, pero engancha. O, al menos, atrapa.

Será porque en Alemania 2006 las distintas redes sociales como Facebook o You Tube eran todavía muy incipientes, que el contraste se presenta muy fuerte con una previa mundialista en la que personajes como Fabio Capello, Marcelo Bielsa o Vicente del Bosque coincidieron en tener que expedirse sobre la conveniencia o no de que sus futbolistas tengan acceso a twittear. La discusión de fondo, pareciera ser el “temor de que los propios protagonistas puedan filtrar información confidencial que no debería salir del grupo. Con ese argumento, por caso, se les prohibió su uso a los jugadores de Inglaterra y España y se les puso reparo a los de Brasil que podrán acceder a los famosos 140 caracteres pero “con restricciones . Y si bien la FIFA también exhortó a los futbolistas a que “se abstengan de escribir mensajes en los estadios, por estos pagos, en cambio, no hay demasiado revuelo ya que el único afecto al twitteo es el Kun Agüero, constituido en el vocero del plantel argentino ante el hermetismo impuesto por un cuerpo técnico que no deja ver los ensayos pero que, en esto, se muestra amplio como en la cuestión del sexo y el dulce de leche.

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