MOTORIZADA POR UNO DE LOS L DERES DE LOS ACREEDORES DE LA ARGENTINA

Critican el aporte de EE.UU. al FMI

El FMI sigue recibiendo cachetazos. Ayer, el Comité Conjunto de los Estados Unidos presentó un estudio que vuelve a poner en tela de juicio al organismo, al precisar que le genera al Tesoro costos ocultos de u$s 2.000 millones anuales, que deben financiar los contribuyentes estadounidenses.

El dato aparece en un contexto de déficit presupuestario record y demandas adicionales de gasto por la opucación de Irak, en Estados Unidos, y de cuestionamiento al status del Fondo como “acreedor privilegiado del sistema financiero internacional. Lo que no es casual.

El documento, titulado Funding the FMI : How much it really cost? (Financiar al FMI: ¿Cuánto cuesta realmente?) fue elaborado por Adam Lerrick, un economista bien relacionado con los republicanos, asesor del Comité Económico Conjunto y miembro de uno de los grupos más activos de acreedores de la Argentina, que cuestionan la decisión argentina de no incluir al FMI en la quita por la reestructuración de la deuda pública. El trabajo también desestima el argumento del Tesoro de que el FMI no le cuesta dinero a EE.UU. El “subsidio encubierto , dice, es de u$s 1.500 millones anuales, desde 1991.

El legislador republicano Jim Saxton, bajo la bandera de una mayor transparencia, toma este trabajo y pide que esos costos ocultos sean incluidos en el Presupuesto, para que sean (o no) aprobados por el Congreso.

La medición de Lerrik enfoca dos puntos. Por un lado, para 2003 considera que hay una brecha de 3%, entre la tasa de largo plazo que ofrecen los bonos del Tesoro, que son los que financian el aporte de EE.UU. al FMI, y las tasas de corto plazo. De ahí surge un costo no computado de u$s 810 millones. Otros u$s 1.000 millones surgen de un cálculo que supone prestarle a los países emergentes, medido con la vara del índice de riesgo país, de JP Morgan, que reflejarían el verdadero costo que deberían, a juicio de Lerrick, pagar quienes reciben créditos del Fondo.

La realidad del siglo XXI tiene poco en común con la visión de Bretton Woods de 1944, dice el trabajo. A modo de ejemplo, la cuota de los países devino una contribución permanente, la transferencia de fondos fluye en una sola dirección, y los capitales son más volátiles. “El FMI viró su portafolio de deudores, de país como Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Francia, a países como Indonesia, Argentina, Brasil y Turquía , afirma el trabajo. Y propone revisar los costos de financiar al FMI.



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