Crédito hipotecario, la mejor señal de largo plazo

Luego de dos años de crisis, del terremoto económico de principios de 2002, de la pesificación asimétrica que pusiera a los bancos al borde mismo del colapso y el descrédito total, una entidad privada, el Banco Río, acaba de lanzar una línea de créditos hipotecarios de largo plazo, desde 5 años en adelante, a tasas muy razonables, de un dígito anual, incluso menores por ahora a las cobradas por dos entidades públicas muy importantes, como el Banco Nación y el Banco Ciudad de Buenos Aires.

Se trata de una excelente noticia, por varios motivos. Ante todo, porque revela una positiva señal para el largo plazo, quizá la primera que recibe la sociedad en mucho tiempo, luego de sobrevivir a tiempos de inestabilidad y continuos cambios en las reglas del juego. En segundo lugar, porque en este caso se está ante la decisión de una entidad privada, que es la que tomó la positiva iniciativa de mirar el largo plazo y de apostar a éste. El primer tramo destinado a este tipo de créditos será de 250 millones pesos, una cifra que muchos creerán modesta comparada con el pasado, pero que adquiere el valor de un símbolo y quizá sea un punto de inflexión para un tipo de préstamos que se creían olvidados por mucho tiempo. Para dimensionar esto, hacia fines de los años noventa –cuando hubo por primera vez préstamos hipotecarios masivos en décadas– el crédito total al sector privado era de 65.240 millones de pesos y dólares, de los cuales sólo 37% estaban nominados en pesos, mientras que 62,6% eran en dólares. Los préstamos hipotecarios, en concreto, representaban en diciembre de 1999 la cifra de 15.949 millones (entre pesos y dólares), lo que muestra que estos representaban nada menos que 24,2% del total.

Hay que esperar que esto apure una sana competencia con otras entidades financieras, públicas y privadas, que agreguen nuevas ofertas en esta misma dirección. Por lo demás, en un contexto de auge de la industria de la construcción, el retorno del crédito sumará demanda y pujanza a esta tendencia.

Luego de todo lo ocurrido en el país, que una empresa del sector financiero decida arriesgarse a volver al mercado con este tipo de ofrecimientos es un hecho concreto que ayudará a recrear un mercado de capitales, dañado por varios años de crisis y recesión.

Hay también varios hechos que parecen dar sustento a una tendencia positiva. Primero, la misma oferta parece interesante pese a que el precio de las propiedades en pesos se ha duplicado en la Ciudad de Buenos Aires y a que los ingresos reales de la mayor parte de la población han caído en un porcentaje que hoy ronda el 30%. En concreto, una tasa variable de 9,55% anual nominal para un crédito de hasta 300.000 pesos y de 10 años de plazo parece razonable. Y a esto se suman ofertas de menor plazo y con tasa fija.

Pasada la devaluación, abandonada la convertibilidad, el crédito de largo plazo en pesos está retornando de la mano de entidades públicas y privadas. Esta es la buena noticia final, ya que la Argentina se acerca a convertirse en algo que hace un año y medio parecía lejano: un país normal.



Noticias de tu interés