REDUCTOS DONDE LA CREATIVIDAD Y LA COCINA INTENTAN IR DE LA MANO

Comer con arte

Distintas opciones en que lo pictórico, lo arquitectónico y lo literario se casan, de alguna forma, con el acto de comer y beber

Desde la alta gastronomía, obra de un verdadero artífice de la cocina que se ofrece en un antiguo atelier de escultor, hasta propuestas más convencionales que pasan por la creatividad mediterránea y la oferta bar, todos los espacios que aquí se presentan tienen uno o varios puntos de fusión entre lo culinario y lo artístico.



Formas oceánicas y alta cocina

Martín Vergara (1936-2000) recorrió todas las antiguas ciudades europeas y asiáticas, cámara en mano, en busca de vestigios, formas, colores y rescató esa pátina que da el tiempo a las cosas. Ya en su taller de la calle Lerma, en Palermo Viejo, recreó esa piedra amarillenta que puede verse en los subsuelos del Louvre y lleva el nombre de piedra París. De esa piedra y su cincel, surgieron figuras de ángeles, leones, serpientes, mujeres que se enroscan y desenroscan como trilobites e imágenes que recuerdan al Medioevo. Son notables sus bajorrelieves y sus mascarones. Ahora, el estudio acondicionado como restaurante ofrece el excelente menú de un creativo: Fernando Mayoral. Fue discípulo de Michel Bras y, como éste, experto en el uso de las aromáticas, las flores, las especias y sus sutiles combinaciones que exaltan el sabor de los platos. Por eso, el restaurante es un sitio de peregrinación a donde se va exclusivamente a comer bien. En un ámbito casi monacal, arte y comida se aúnan para deleite de todos. La carta tiene varias ofertas de entrada, como la ensalada de hojas verdes, pan crocante, vinagreta balsámica y aceitunas secas ($ 9) o los originales langostinos en caldo de limón y coriandro con puré de berenjenas y crocante de harina de maíz tostado ($ 18). Entre los principales, es ideal el pescado del día a la sartén con comino, vinagreta tibia de oliva, cebolla de verdeo y tomates ($ 18). Y como postre, se destaca un homenaje al maestro Michel Bras: el muffin de chocolate coulant con helado de vainilla y naranja confitada ($ 10).

Hay una excelente bodega que encierra las mejores marcas, como los Nieto Senetiner (merlot, cabernet o syrah, $ 26 la botella).

Los menúes completos de tres pasos (pollo, pescado y lomo, pato o codorniz, con entrada y postre a elección) salen $ 32, $ 34 y $ 40, sin bebidas.

Thymus

Martes a sábados de 20.30

a 0.30

Lerma 525

Tel: 4772-1936



En Troya, los fuegos arden

Es una casa que data de 1924, donde se derribaron paredes, se abrieron ambientes, se techó el gran patio –donde funciona la cocina y también se come–, se hizo una parrilla en la terraza y una bodega que alberga buenos vinos en el sótano. Todo fue decorado por el escenógrafo Pepe Uría. La gracia de cada uno de los espacios reside en el color dominante: rojo, azul, amarillo. Tonos primarios que cubren desde el piso al techo, pasando por sillones, almohadones, mesas, velas y hasta flores. Una decoración aparentemente despojada pero muy atenta a una estética que pone en evidencia, hasta la exasperación, lo rústico y lo simple. Desde el viejo mostrador de la entrada hasta la cocina, funcional pero antigua, todo responde a un estilo. En cuanto a la cocina, se destacan panes, pastas y pizzas, elaborados in situ por jóvenes cocineros. Hay sandwichs como el Pampa Húmeda (lomo, tomates, hojas verdes y mayonesa de orégano, $ 9) o el Crujiente (pan frotado con ajo, oliva, orégano fresco y lonchas de jamón crudo, $ 8). Entre las entradas frías, es bueno probar el Boquerón de Salmón (salmón rosado macerado en limón, oliva y especias, $ 9). Entre las calientes, ideal el Tian de berenjenas (berenjenas, tomate y mozzarella, sobre un colchón de verdes, $ 8). Hay especialidades de la casa, como los ravioles de sepia rellenos con salmón rosado o camarones ($ 21) o, para los que prefieren lo agridulce, la bondiola de cerdo al horno de barro con hierbas, salsa de ciruelas y puré de manzanas ($ 17). Entre los postres, hay que probar la torta helada de lima con almíbar de limoncello ($ 10). Una comida con entrada, plato y postre, sin bebidas, ronda los 35 pesos.

El merlot de Santa Julia ($ 14) o el malbec de Atilio Avena ($ 20), son dignos acompañantes de este menú que sobresale por sus pastas.

Lelé de Troya

Lunes a sábados de 8 a 3.

Domingos, de 10 a 3

Costa Rica 4901

Tel: 4832-2726



El gallo de Asklepio

El nombre del lugar proviene de una frase de Sócrates quien, antes de morir, pidió a sus discípulos que pagaran a Asklepio –Esculapio en latín– el gallo que él le debía por sus servicios como médico.

Es un multiespacio, diseñado por el arquitecto Carlos Muir, en el que sobresalen las molduras de bronce que fueron el techo de un antiguo teatro. Hay un entrepiso donde se hacen exposiciones, un auditorio y en el primer piso se puede visitar la Librería del Mármol. En la plata baja está la enorme barra que alberga los happy hour cotidianos y las mesitas. Allí, los sábados al mediodía, se reúnen artistas plásticos, psicoanalistas y escritores para dialogar a la vieja usanza, pasearse por las mesas y ponerse al día con todas las novedades del ambiente. Muchos toman el aperitivo: un Gancia ($ 5) o un Fernet Branca ($ 6). Los más osados, se juegan a la caipiroska ($ 8) o al Manhattan ($ 10). Templados los ánimos, se puede almorzar y bien, ya que pastas y panes provienen de Baccaro (pequeño y buen restaurante del barrio de Tribunales). Los ravioles de berenjena con salsa de tomate y albahaca, son una acertada combinación de sabores ($ 12). Hay tortillas u omelettes ($ 6 y $ 7) y una buena variedad de ensaladas ($ 9 a $ 14). También, y a cualquier hora, sandwichs diversos, tablas de quesos y fiambres o el famoso antipasto de la casa (para 4 personas, $ 20). El vino por copa sale 4 pesos. Pero, si de vinos se trata, para la temporada estival es recomendable el viognier de Lagarde cosecha 2002 ($ 27 la botella) y frío, desde luego.

Un gallo para Esculapio

Todos los días de 9 a 5

Uriarte 1795

Tel: 4831-7977



Con los pies en la tierra

En una antigua casa de hospedaje palermitana, donde todavía se conservan los cuartos con sus puertas numeradas (al estilo de los viejos amueblados), funciona otro multiespacio de arte y cultura. Allí se desarrollan talleres de pintura naïve, de escultura, literarios y de reflexión. Hay permanentes muestras de pintura y una boutique donde se venden artesanías diversas. En los cuartos, de puertas numeradas, funcionan ahora pequeños livings privados con sus sillones y mesas bajas. Adelante, en lo que fue la sala de esa casa, se distribuyen las mesas. Café en todas sus formas y medidas, jugos y licuados, masitas o medialunas componen la oferta viable además de los sandwichs ($ 7 a $ 8). También se pueden tomar tés variados y tragos, aperitivos o licores.

Térreo

Martes a domingos de 9

al cierre

Armenia 1784

Tel: 4832-3726

Beatriz Spinosa



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