China y el valor de una apuesta estratégica

La política exterior argentina ha emitido en los últimos días una señal positiva de gran valor significativo para las posibilidades de crecimiento de la economía local en el mediano y largo plazo. La decisión de profundizar la relación bilateral con China constituye una apuesta estratégica poco corriente en la Argentina desde la crisis de 2001, signada por gestos coyunturales, golpes de efecto y hasta serias contramarchas en la relación con los países más desarrollados del mundo.

Los avances parecen concretos y no se agotan en la delegación diplomática y empresarial que visitó Japón y China en los últimos días. Al anuncio oficial de que el presidente Néstor Kirchner viajará a Beijing a mediados de 2004, se sumó la noticia de que el gobierno argentino abrirá una consejería agrícola (empresarios y autoridades vienen reclamando la instrumentación de un protocolo bilateral de contenidos sanitarios para productos cárnicos y frutas, debido a que existen trabas a las exportaciones hacia ese país). Se conformará una comisión de trabajo conjunto para aplicación de biotecnología argentina –un rubro que ha mostrado avances significativos– en la producción agrícola de ese país.

Por otra parte, la empresa Aerolíneas Argentinas conectará por primera vez Buenos Aires con Beijing y Shanghai. El intercambio gubernamental tendrá su próximo paso en marzo de 2004, con la visita del primer ministro chino.

El país asiático es el principal comprador de soja argentina, y si bien las ventas argentinas totales a China aumentaron 140% este año, lo cual convirtió a ese país en el cuarto socio comercial de la Argentina, sólo 4% de los productos nacionales que podrían ingresar a ese mercado lo están haciendo actualmente. Según cálculos oficiales, solamente con la apertura del mercado de cítricos la Argentina podría aumentar sus ventas en u$s 150 millones.

La estrategia apunta a la complementariedad comercial y de que se mantenga esa visión superadora dependerá su éxito. Una prueba del avance que se puede lograr cuando el poder político deja de lado las diatribas innecesarias con el capital privado.

Sin desmedro de la importancia del Mercosur y las negociaciones para el ALCA, China –así como el resto de Asia– ofrece oportunidades en un mundo con fuertes trabas proteccionistas. Con 1.295 millones de habitantes, representa el mayor mercado potencial del mundo, cuya apertura se aceleró vertiginosamente en la década de los noventa, con tasas de crecimiento económico del 9% y la consolidación de una clase media urbana. También representa una amenaza: es sede de la mitad de la producción manufacturera mundial –con bajo costo de mano de obra– y sus productos industriales ganan mercados.

La reinserción de la Argentina en el mundo necesita de nuevas fronteras y de una estrategia de desarrollo para la región, cuyo debate profundo aún está ausente. De lo contrario, la economía argentina seguirá pendiente de los vaivenes internacionales, la discrecionalidad de los funcionarios, y el poder de los lobbies.



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