Bye bye, Ramón

Se acaba el domingo. Todavía me parece ver a los fieles azulgranas irse mascullando bronca de Nuñez. Otra derrota. Otra vez sin hacer goles. Está claro. A Ramón Díaz le quedan escasos 16 días al frente de San Lorenzo de Almagro, excepto que: a) produzca una revolución futbolística solo comparable al fenómeno que se conoce con el nombre de “Naranja Mecánica , aquella tan exquisita como efectiva formación de Holanda del 74 (aunque la final la perdió con la fría y más efectiva aún Alemania); b) gane todos los partidos de aquí al final del campeonato con goleadas incluidas ó, c) consiga un triunfo por la Copa en Bolivia, el fatídico 11 de marzo, fecha que ya está redondeada con rojo en la agenda de todos los “cuervos .

“Más raro fue aquel verano que no paró de nevar‘ (Sabina dixit).

También podría suceder que la dirigencia de San Lorenzo de Almagro decida emular a sus pares del Manchester United y le haga firmar a Ramoncito un contrato por diez años para que, en ese lapso, consiga que D Alessandro se entienda con Silvera o Romeo y no se trate -lo del Ciclón- de un inconexo e inútil esfuerzo individual, sin brillo ni gloria, tal como lo viene demostrado hasta el momento. Ayer, el River de Simeone ni siquiera sintió el esfuerzo. Le ganó caminando.

Otro potencial escenario es que Ramón decida irse por las suyas. Que, impotente ante el monumental fracaso en el campeonato local y en la Copa (debe ganar todo y rogar que el Caracas pierda algo más que frente al Cruzeiro de local), el hombre ruede escaleras abajo y se haga un “harakiri transmitido, eso sí, en vivo y en directo por todos los canales y las radios.

Difícilmente esto último suceda. La renuncia, digo. Ni hablar del “harakiri . Es solo una metáfora. Porque Ramón, amigos, no es Yukio Mishima; ni San Lorenzo, “su San Lorenzo, tiene que ver con el viejo y querido Ciclón de Boedo. Es, apenas, una ráfaga sin alma.

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