Jorge Vasconcelos. Investigador jefe del leral-Fundación Mediterránea

Amarrados a la balsa china: ¿qué nos puede deparar Brasil?

Junto a la incertidumbre internacional, hay una perspectiva divergente para los principales socios. Ante un agravamiento de la situación, es bastante probable que China reaccione con un plan keynesiano, mientras que Brasil reafirmaría su ortodoxia

La pulseada entre la Reserva Federal y los mercados continúa, sin que existan motivos para que la volatilidad ceda abruptamente. El presidente del Banco Central mexicano, Guillermo Ortíz utilizó una buena figura para describir la crisis, comparándola con un combate de boxeo a 15 rounds. Los optimistas pueden pensar que ya vamos por el round 7mo y los pesimistas por el 2do. Si el primero fuera el escenario, entonces habrá quienes comiencen a inventariar las consecuencias y, obviamente, el balance hablaría de un daño limitado sobre la Argentina, casi exclusivamente en el plano del financiamiento de largo plazo para las empresas. Sin embargo, si la verdad fuera que sólo han transcurrido 2 de 15 rounds, entonces habría que aprestarse para, todavía, asistir a un buen número de duros cruces entre los contendientes, con mayor incertidumbre sobre el resultado.

En realidad, hay que subrayar que no toda la atención de los agentes económicos argentinos está puesta en el combate que se libra en Wall Street. Un buen número, sobre el que parece predominar el espíritu olímpico, dedica más tiempo a monitorear las novedades que provienen de Pekin. La meta del gobierno Chino no es, ciertamente, sólo brindar una buena imagen del país cuando, en agosto, comiencen los juegos. Lo principal es mantener la tasa de desempleo en niveles reducidos, aprovechando el amplio margen existente para sustituir el impulso externo (que ha comenzado a menguar) por mayor demanda de inversión y/o consumo interno. Por supuesto que el rol anticíclico de China será más efectivo en el caso que el round sea el 7mo, y sería insuficiente si todavía faltaran larguísimos 13 rounds.

Pero para completar el panorama no puede dejar de monitorearse lo que ocurra en Brasil. Hasta ahora, las fuerzas centrípetas entre los principales socios del Mercosur han predominado, en detrimento de muchos vaticinios.

Según datos del vecino país, las exportaciones argentinas a Brasil en enero de 2008 han trepado nada menos que un 68% contra enero del año pasado, luego de haber aumentado un 37% en diciembre y hacerlo a un ritmo de 29,5% interanual en el promedio del 2007.

Las ventas desde la Argentina hacia Brasil sumaron 10,5 mil millones de dólares en 2007 y, si en el promedio de 2008 mantuvieran el ritmo de crecimiento de 30% , entonces podría esperarse un aumento de 3,1 mil millones de dólares de esas exportaciones.

No se trata de una meta tan ambiciosa, porque en realidad eso supondría obtener un market share sobre el total de importaciones de Brasil de 9,3%, cuando en 1997 la participación superó el 13%.

Sin embargo, si la Argentina lograra pasar de 10,5 a 13,6 mil millones de dólares en sus exportaciones al vecino país entre 2007 y 2008, se llegaría a una incidencia del mercado brasileño equivalente a 4,5 % del PIB argentino. La Argentina estaría en su momento de mayor ‘brasildependencia’, haciendo abstracción de 2002.

Por eso, tan relevante como monitorear China es seguir de cerca al vecino. ¿Está Brasil a salvo si la crisis externa se agravara? Desde diciembre se observa algún contagio en el plano financiero, con un marcado deterioro del Bovespa. En el plano del nivel de actividad no hay todavía efecto, siendo que el 2007 cerró con un fuerte crecimiento cercano al 5,5% y hay cierta convergencia a un guarismo entre 4,5 y 5% para 2008.Sin embargo, si la situación externa se complicara, el primer efecto probablemente se registraría en el mercado cambiario, con alguna suba del dólar. Y el tema es que no hay indicios de que el Banco Central cambie su enfoque ortodoxo (hasta ahora le ha dado muy buen resultado). Por ende, en ese escenario es bastante probable que la autoridad monetaria, vigilando que la inflación no supere el 4,5% anual, vuelva a subir la tasa Selic, actualmente en 11,25% anual. En ese caso, la desaceleración del nivel de actividad sería más acentuado y comenzaría a reflejarse en un menor dinamismo de compras en la Argentina. No es lo que marca la estadística de enero, con un boom de comercio regional, pero es un riesgo de mediano plazo.

Lo cierto es que, junto a la incertidumbre internacional, hay una perspectiva divergente para los principales socios: ante un agravamiento de la situación, es bastante probable que China reaccione con un plan keynesiano, mientras que Brasil reafirmaría su ortodoxia.

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