

La cumbre del G20, que arranca hoy en Pittsburgh ofrece una oportunidad para la Argentina y la región para establecer un ámbito internacional de diálogo y liderazgo.
El G20 se ha convertido en el principal foro de coordinación para dar respuesta a la crisis económica a nivel mundial. Es el grupo que acoge a las economías más industrializadas del planeta, junto a las principales potencias en desarrollo.
El G20 está integrado por la Unión Europea (UE), el Grupo de los Siete (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia) y Corea del Sur, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudí, Sudáfrica, Turquía y Rusia. Juntos agrupan el 85 por ciento de la economía mundial.
Por ahora las discusiones internacionales se han centrado en las relacionadas con el sistema financiero y no se observan propuestas concretas vinculadas al desarrollo sustentable. Es por ello que creemos que la reunión de Pittsburg, la Argentina tiene una oportunidad única de ‘susurrar a los oídos de los líderes mundiales’ con apoyo de los jugadores actuales de la periferia, estos son los famosos BRICs (Brasil, Rusia, India y China), un tema central en la Agenda: el cambio climático y el dumping comercial.
Vemos que una de las propuestas es aquella que habla del rechazo del proteccionismo y otra la recuperación verde. Pero este rechazo está planteado desde la desactivación en la Organización Mundial del Comercio de la Ronda de Doha. Sin embargo, el nuevo dumping comercial viene dado justamente por el discurso del cambio climático. Y esto afecta directamente a la región, pero sobre todo a la Argentina, que tiene su economía basada en el agro y la ganadería, actividades con baja trazabilidad de carbono y con altas cargas de emisiones de carbono equivalente.
Un ejemplo claro que esta realidad se está gestando, es el reciente pronunciamiento por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, en su publicación ‘Livestock’s Long Shadow‘, que asegura que la actividad ganadera es la causante del 18% del total de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y por lo tanto causa más daño que el transporte automotor. A partir de entonces, los consumidores europeos están comenzando a demandar productos que describan su ‘huella de carbono’, esto es, que detallen las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de toda la cadena de producción y comercialización.
Y claramente la Argentina y la región están en desventaja, por las distancias a los centros comerciales, por la falta de una infraestructura interna para el transporte de carga y la incapacidad de promover una reconversión tecnológica por falta de financiamiento.
Pero no todo son malas noticias. La Argentina, y la región tienen una oportunidad. Aunque Brasil sea el único país en la región que tiene voz en la política internacional, la Argentina tiene un asiento en el G20 y por ende, todavía tiene la posibilidad de generar lealtades a través de la promoción de buenas ideas.