Si bien no hay datos estadísticos ciertos para el truchaje de autopartes o de medicamentos, con que un freno no frene o el analgésico no funcione, alcanza y sobra.

En la industria automotriz se dice en voz baja y en off the record que cualquier mecánico con experiencia puede copiar una parte de un automóvil de gama media y hacia abajo.

En la farmacéutica, se escucha que entre los OTC (medicamentos de venta libre), los oncológicos y el sildenafil están los favoritos de los piratas.

Eso explica por qué en algunos lugares el repuesto original y el 'imitación' tienen precios de venta astronómicamente diferentes, tentando al comprador que al momento de abrir la billetera no siempre piensa en el recalentamiento que puede generar la explosión del motor o la válvula de frenos que lo puede dejar, debajo de un acoplado.

Lo propio acontece al momento de comprar medicamentos.

En la zona de la Triple Frontera, para poner un poco de distancia geográfica, enfermarse a uno u otro lado del puente implica desembolsar USD 40 ó USD 10 para comprar un medicamento que se vende con el mismo nombre, pero que sólo en uno de los dos casos cura.

Medicamentos truchos

Desde su creación en 1997, el Instituto Nacional de Medicamentos (INaME), a través del Programa Nacional de Pesquisa de Medicamentos Ilegítimos, adoptó un modelo fiscalizador proactivo abocado al control de los medicamentos existentes en el mercado, con lo cual logró desarticular más de 40 laboratorios clandestinos de producción de medicamentos falsificados y sus redes de distribución.

En los últimos años, dijeron fuentes de ese Instituto, se ha notado "un cambio en el perfil de los medicamentos ilegítimos detectados en el mercado".

En efecto, mientras que a fines de los 90 y principios de la década pasada se falsificaban desde cero productos de alta rotación (consumo masivo) y de bajo costo, en la actualidad y desde hace unos cinco años se falsifica o adultera el contenido de productos de alto costo y baja incidencia, destinados al tratamiento de patologías críticas (como H.I.V., cáncer, hemofilia), que en su mayoría son provistos gratuitamente a los pacientes o se encuentran incluidos en Programas Asistenciales específicos, lo que redunda en un incremento de los costos para el Sistema de Salud en su conjunto, agregaron.

"Si bien la cantidad de unidades involucradas es escasa, representan un alto impacto sanitario, con graves riesgos para la salud y vida de los pacientes que eventualmente las consuman o se las administren", afirmaron.

De hecho, es por ello que en la industria en general no se estima adecuado hablar de estadísticas al respecto, toda vez que cualquier 'número frío' que pudiera brindarse ("sin perjuicio de que no existen estadísticas serias y técnicamente aceptables a nivel mundial, sino estimaciones presuntivas sin base empírica contrastable", de acuerdo con el INaMe) no necesariamente permitiría reflejar la magnitud y complejidad del problema.

Al cierre de este suplemento, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) informaba sobre la incautación de un camión en Paraguay, que transportaba unos 8.000 litros de suero fisiológico ilegítimo.

Impacto

Desarrollar un nuevo medicamento puede insumir USD 900 millones; una nueva variedad de semillas, USD 60 millones, mientras que el 80% de las que se plantan en nuestro país no pagan regalías, de acuerdo con datos que manejan las cámaras empresarias del sector.

Sólo con lo que pierde por año la industria del software en la Argentina, podrían comprarse unos 26.000 autos 0km, 800.000 vacas o 1,3 millones de toneladas de soja.

En ese contexto, además, hay toda una serie de impuestos impagos: desde los vinculados con el trabajo, realizado generalmente en la informalidad y en no pocos casos en la esclavitud (los talleres clandestinos suelen ser noticia periódicamente), pasando por el 21% de IVA, el 35% de ganancias y ni un céntimo por ingresos brutos.

En la cadena de destrucción del valor de la industria del software, de la música, del cine, de la indumentaria, de la editorial, de la alimenticia, de la médica, existe un escalafón entre el vendedor de mercadería pirata, el proveedor, la organización delictiva que financia a sus hermanas mayores y así, hasta alcanzar a buena parte de los grandes flagelos que enfrentan las sociedades modernas. Entidades como INTERPOL (ver Operación Júpiter) tienen probada la interconexión existente entre el dinero que se recauda producto de la venta de piratería, con el financiamiento que las organizaciones delictivas reciben para cometer delitos mucho más graves, como terrorismo, trata de personas, narcotráfico y tráfico de armas.

No por casualidad, los manteros y las ferias suelen exhibir al mismo momento los mismos productos, ya sea se trate de un film en DVD, ya sea un par de zapatillas. Los proveedores son siempre sospechosamente parecidos.

Así las cosas, de acuerdo con datos del IERAL este flagelo "mueve más de 23.000 millones de pesos en la Argentina y 6.000 millones de pesos en Córdoba". En un trabajo citado por la Cámara de Comercio de esa provincia, se advierte que la piratería le restó ingresos al fisco provincial por más de $ 3.000 millones sólo durante el año pasado.

Ya a principios de abril de 2009, la Aduana Argentina había secuestrado 80 toneladas de juguetes, pilas alcalinas y otros productos que querían ser ingresados al país en forma irregular, con marcas falsificadas y con un alto grado de toxicidad.

Hace un tiempo, la Delegación Junín de la Policía Federal, en provincia de Buenos Aires, secuestró más de 500 pares de zapatillas y zapatos de 'primeras marcas' truchas.

Un par de meses atrás, el decomiso fue de un cargamento de pastillas azules falsas, de esas que si bien deberían prescribirse bajo receta se han convertido en objeto de diversión y de hazañas sexuales.

El Consejo Nacional de la Piratería de Brasil, un ente considerado modelo en la región y que coincide en relacionar al pirata con el crimen organizado, estima que el mercado de la piratería mundial mueve USD 532 billones al año, casi un 30% más que el mismísimo narcotráfico. En los Estados Unidos, en tanto, se calcula que la piratería provoca pérdidas por USD 250.000 millones/año, y a nivel mundial se dice que podría ser el doble.

Se estima que entre el 5 y el 7% del comercio mundial es de mercaderías falsificadas, y se considera que el 10% de los medicamentos también lo serían, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad que dice que la incidencia de lo trucho en el sector de los países en desarrollo duplica ese porcentual y habla de USD 75.000 millones en medicamentos falsificados vendidos en todo el planeta.

Así las cosas, la coincidencia está en que si bien hay que combatir la oferta de mercadería trucha, se debe hacer lo propio con la demanda, en la que confluyen variables culturales, de valoración del conocimiento y hasta de información sobre lo que se esconde detrás de la piratería (desde el crimen organizado, al trabajo infantil, pasando por la evasión impositiva y el empleo en negro y esclavo).

En el fango de esta problemática, son contadas las empresas afectadas con ánimo de hablar en on, creciente el número de asociaciones empresarias -prácticamente todas las afectadas- que comienzan a levantar la voz, y en aumento las iniciativas para concienciar a la población de que el consumo de un producto pirata tiene más ramificaciones de las que a simple vista se pueden detectar.