Luna es una joven indígena que hace todos los días la diferencia en la vida de 10.000 indígenas. Dirige un programa voluntario de salud en el interior de Guatemala. El programa cuenta sólo con 3 jóvenes médicos, pero ha entrenado a vigilantes nativos que recorren las familias, y proporcionan orientación y medicinas básicas, y a las comadronas para monitorear el embarazo. Los médicos son héroes. Sólo se puede llegar a las familias caminando horas en las montañas. Se montan su mochila con el material médico y parten en largas caminatas. Está su gente en juego y no dudan. En Guatemala mueren 153 madres por cada 100.000 nacimientos, en Canadá 8.

Fuimos a visitar familias, narra, con nuestras mochilas con los alimentos para el largo camino de días. Una madre con ocho hijos pequeños estaba sirviendo tortillas de maíz a los niños. Era la única comida del día, porque no tenían más nada. No dudamos, les dejamos nuestras mochilas completas.

Margarita Barrientos con 12 hijos vive en Villa Miseria Los Piletones, en Buenos Aires. En la aguda crisis de pobreza argentina de 2002, formó un grupo de mujeres voluntarias. Recurrió a pequeños comerciantes, y montó un comedor popular donde todos los días comen 3.000 niños.

Caritas protegió a 3 millones de argentinos en esa crisis en base a 150.000 voluntarios. Lo mismo hizo la AMIA, la Red Social y otras.

Fe y Alegría, nació en Venezuela, y entre sus programas centrales estuvo dictar cursos por radio de escuela primaria y secundaria. También producto del voluntariado es Faça Parte en Brasil, que promueve la enseñanza del voluntariado en las escuelas.

Los voluntarios son una fuerza silenciosa que contribuye a salvar vidas en toda América latina. Las políticas públicas deben ser las principales responsables de asegurar a todos los derechos a salud, alimentación, educación, y trabajo, pero la acción de ONGs comprometidas y vigorosas puede complementarlas y reforzarlas. La Unicef estima que en el 2000, 10 millones de voluntarios vacunaron en el mundo a 55 millones de chicos. Su trabajo gratuito se calcula en 10.000 millones de dólares.

¿Qué impulsa a los voluntarios? Las encuestas indican que valores éticos, sociales y espirituales. Las civilizaciones indígenas, las gestas libertarias, y las inmigraciones que recibió América latina fueron plenas en ellos. El voluntariado podría crecer mucho más en la región si tuviera el firme apoyo de las políticas públicas y de toda la sociedad, y formara parte de la educación.

América latina, con graves problemas de pobreza (41%) y exclusión social, reclama más política pública y más voluntariado. Ese llamado tiene gran eco en la Argentina.

Lo indica entre otros elementos la excepcional acogida, 2000 participantes que ha tenido el Coloquio Internacional “Por un mundo mejor. El rol de la sociedad civil en la inclusión social y las metas de desarrollo del milenio , organizado por la AMIA, el PNUD para América Latina y la Agencia Española de Cooperación Internacional (Facultad de Derecho de la UBA, 4 y 5 de Octubre de 2006).

El voluntariado tiene raíces muy viejas. El primer voluntario de la historia fue Abraham el padre de muchas civilizaciones. La Biblia lo describe saliendo cotidianamente a la vera del camino para recoger a los caminantes sedientos y llevarlos a su casa.

La Biblia dice que el que ayuda al otro se ayuda a sí mismo . Recientes estudios de Harvard y la Universidad Hebrea de Jerusalem han demostrado que efectivamente las personas que ayudan, que son solidarias, tienen mejor salud que los que no lo hacen.

Derrotar la pobreza requiere cambios de fondo, construir una economía con rostro humano, el voluntariado puede ser un gran aliado como lo es en Noruega, Israel, Canadá, Suecia y otros.

Es en la Argentina y América latina una exigencia histórica, y una opción ética personal.