

La decisión del presidente de EE.UU., Barack Obama, de poner a David Petraeus, el más distinguido de sus generales en actividad, al frente de la guerra en Afganistán, prepara el terreno para una presencia más prolongada de las tropas en ese país, le dijo al Financial Times una alta fuente militar.
Los comentarios del general retirado Jack Keane, importante figura en la guerra de Irak en 2007/2008 que continúa en contacto con Petraeus y con el general Stanley McChrystal, el anterior comandante en el conflicto afgano, ponen de relieve las complicadas relaciones entre el presidente de EE.UU. y los generales que dirigen la guerra en Afganistán.
Refiriéndose a la promesa de Obama de comenzar a retirar tropas en julio del año próximo, Keane comentó: “si vamos a tener éxito, tendremos que extender el reloj político en Washington, y no conozco a nadie que sea más capaz de hacerlo que Petraeus .
En su testimonio ante el Congreso de la semana pasada, cuando habló en calidad de jefe del Comando Central de EE.UU., Petraeus advirtió sobre el riesgo de atarse a objetivos de tiempo rígidos. Cuando le preguntaron si la fecha de julio de 2011 reflejaba su juicio personal y profesional, respondió con lo que describió como un “sí con matices . Un día después, tras la consternación en la Casa Blanca, dio un apoyo más fuerte a la estrategia presidencial.
La ironía de la decisión de Obama de reemplazar a McChrystal por Petraeus –que representa la segunda vez en 12 meses que desplaza al comandante en Afganistán– es que, aunque lo hizo para salvaguardar “la cadena de mandos militar y el respeto por el control civil , la influencia de Petraeus es ahora mayor, como resultado del cambio.
Los oficiales se apresuraron a descartar cualquier división entre civiles y militares. Ayer, el almirante Mike Mullen, titular del Estado Mayor Conjunto, señaló que apoyaba la decisión de Obama sobre McChrystal, y dijo que Petraeus “apoya totalmente la estrategia del presidente en Afganistán. De todos modos, la partida de McChrystal se suma a una serie de incidentes de los últimos años que involucraron tensiones entre civiles y militares, incluyendo las dudas en el establishment militar sobre la relativamente pequeña fuerza usada para la guerra de Irak, en 2003, y las diferencias sobre Irán que produjeron la partida del almirante William Fallon, anterior cabeza del Comando Central, en 2008.