

Los esfuerzos del presidente Barack Obama por hacer avanzar la reforma de la salud, su política insignia, en el Congreso, sufrió un golpe significativo la semana pasada cuando el principal demócrata en el Senado estadounidense dijo que no cumpliría el plazo límite de la Casa Blanca de pasar la legislación antes de agosto.
Estas declaraciones de Harry Reid, el líder de la mayoría en el Senado, fueron dadas a conocer pese a los esfuerzos de Obama por lograr el apoyo público para su prioridad legislativa, que incluyeron una conferencia de prensa en horario central la noche del miércoles y un encuentro tipo cabildo abierto el jueves, en el estado de Ohio.
El debate involucra cada vez más temas como alzas de impuestos, restricciones a los servicios de salud y demoras legislativas, en vez del tema preferido por el presidente, que es la necesidad en el largo plazo de reformas fundamentales.
Los sondeos recientes han mostrado una profunda división entre el público estadounidense respecto de los méritos de la reforma. “Es mejor tener un producto basado en calidad y reflexión que sólo tratar de aprobar algo , dijo Reid, añadiendo que los senadores tomaron la decisión de postergar la decisión en respuesta a las peticiones de los republicanos, que han dicho que necesitan más tiempo.
Si bien la aprobación del Senado antes del receso de agosto se veía más improbable en los últimos días, la decisión frustra la campaña de Obama por conseguir una votación en ambas cámaras antes del receso veraniego. Eso habría allanado el camino para las negociaciones sobre la reforma una vez que el Congreso retornara en septiembre, ya que la Cámara de Representantes y el Senado aún tendrían que resolver sus diferencias sobre la legislación.
Pero ahora, antes de que eso ocurra, la administración tendrá que concentrarse en conseguir votos, incluso después del receso. La medida, que Obama espera sea su legado, ha perdido impulsos en medio de las dudas manifestadas por miembros moderados de ambos partidos con respecto a los costos.
La Casa Blanca está sumamente consciente de que un presidente estadounidense suele tener más control sobre su agenda doméstica en sus primeros meses al mando. Las fuertes mayorías demócratas en ambas cámaras hacen muy probable la aprobación de una medida. Pero si el debate sobre la salud se convierte en una guerra abrasiva, algunas de las medidas preferidas de Obama (como una opción pública que compita con las aseguradoras privadas) podrían verse afectadas. “En este pueblo si uno no pone plazos las cosas no pasan , le dijo Obama a los periodistas el miércoles, aunque luego intentó poner una nota de confianza tras el anuncio de Reid, diciendo que “la reforma puede estar llegando demasiado rápido para algunos en Washington, pero no es suficientemente pronto para el pueblo estadounidense... que es una nación que no se achica ante los desafíos .