

Un mensaje salta a la vista cuando se considera la reunión del fin de semana que el Grupo de los 20 (G-20) realizará en Washington para considerar la crisis financiera: el eje del poder se traslada hacia el Este.
La Unión Europea, por intermedio del presidente francés Nicolas Sarkozy, instó al presidente George W. Bush a organizar esta cumbre, pero también reconoció que, en las circunstancias actuales, la vieja lista de invitados sería inadecuada. Es por eso que se reunirán los miembros del Grupo de los 20 países industrializados y de economías emergentes (G-20), incluyendo a China y la India, y no los siete países que desde hace tres décadas integran un club íntimo y cerrado.
Además, implica que, algunos meses después de que la guerra entre Georgia y Rusia enfriara las relaciones entre Washington y Moscú, se le dará la bienvenida en la Casa Blanca al presidente ruso Dmitry Medvedev.
De una manera más general, la cumbre reflejará una de las nuevas realidades mundiales: la creciente influencia de países como China, Arabia Saudita y Corea del Sur, que son tenedores de títulos de deuda estadounidense por valor de cientos de miles de millones de dólares.
“La crisis económica nos obliga a estar juntos. Aunque sea imposible tomar una decisión en esta cumbre, será el comienzo de un proceso. Tenemos que transformar el G-8 hasta que sea el G-14, particularmente con China, India y Brasil. Es ridículo no involucrar a la mitad de la población del mundo , dijo Bernard Kouchner, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, en una reunión con periodistas en Washington.
Por su parte, un funcionario brasileño, hablando de redistribuir el poder en el Fondo Monetario Internacional y el Foro de Estabilidad Financiera, señaló que, “si podemos reunir un grupo de países que sean más representativos de la economía y del mundo, será mucho mejor .
Como un indicio de las ambiciones de algunos de los participantes, se dijo que es probable que los líderes de Brasil, Rusia, India y China organicen su propia reunión. “Esta cumbre podría inaugurar un G-20 ó un G-25 , dijo un funcionarios estadounidense, quien agregó que “la preocupación ante una reunión tan vasta es que sea demasiado grande para poder lograr mucho. No podemos desperdiciar esfuerzos discutiendo por pequeñas diferencias .
De todos modos, no es probable que haya muchos desacuerdos dada la velocidad con la que se realizará la cumbre: las dos sesiones plenarias formales durarían apenas cuatro horas mañana a la mañana.