

Históricamente, las grandes guerras se dan entre naciones o grupo de naciones o territorios que detentan algún poder equiparable entre ellos. La última guerra más resonante fue sin duda, la Guerra Fría. Esta Guerra que culmina con la caída del Muro de Berlín, dio lugar a un nuevo enfrentamiento, la Guerra por el Cambio Climático. Hace tiempo que vengo anunciando que el Cambio Climático, no es más que la nueva guerra entre las naciones poderosas y pobres sin distinción, sin por ello, negar la existencia de un Calentamiento Global en nuestro Planeta.
Lo dramático de esta guerra, a diferencia de otras guerras, donde el poder estaba más o menos equilibrado, es en primer lugar que la guerra no es entre pares. Aquí los países del ‘primer mundo o centrales’ están de alguna manera enfrentando a los países ‘en desarrollo o periféricos‘ exigiendo pautas de difícil acatamiento por estos últimos. En segundo lugar, el impacto mayor del Cambio Climático se da además, sobre los países más pobres, con poblaciones más vulnerables.
Las luchas de poder que se están dando ahora mismo en la COP 15 en Copenhague dan cuenta de ello. Todos los días estamos recibiendo noticias de informes que se ‘filtran’, donde claramente, se pretende exigir a países como China, India o Brasil, ajustes en sus economías para poder ‘mitigar los efectos de sus crecimientos’ en el planeta Tierra. Ni que hablar de las consecuencias de estos pedidos para las economías que tienen un crecimiento muy inferior, como el caso del continente Africano.
La pregunta es: ¿las responsabilidades son iguales? No hablemos de justicia. Hablemos de equidad. ¿Es equitativo que hoy los países en crecimiento, que en general son países con una población todavía pobre y por ende muy vulnerable ante el Cambio Climático, paguen la contaminación en igualdad de condiciones que los países que ya crecieron y que contaminaron en proporción mucho más, dado que las tecnologías que se utilizan hoy, son mucho menos contaminantes en comparación con las utilizadas hace 40 o 60 años?
¿Cómo se observa esta Guerra Caliente?
Se observa en las exigencias que reclaman los países centrales a los países periféricos, donde exigen una reconversión tecnológica por tecnologías más limpias, sin detenerse a pensar cómo se va a pagar o quiénes tienen que pagar la reconversión. También se observa en la tendencia a los nuevos etiquetados que se están conversando en la Sala Verde de la Ronda de Doha, donde se medirá la huella de carbono de los productos, esto es un nuevo concepto el de ‘alimentos-kilómetros’, por el que se calcula la cantidad de carbono equivalente emitida en el transporte internacional de alimentos desde su lugar de origen a la mesa del consumidor, sobre todo en los agroindustriales, donde los países periféricos no pueden competir.
Los países centrales hablan o justifican el proceso, con un sistema de compensaciones, donde el que contamina paga, esto sin duda se alinea con los marcos normativos europeos. El sistema se llama ‘cap and trade’. Este sistema ya está funcionando en Europa pero si prestamos realmente atención vemos que este sistema sigue una misma lógica. ¿Quiénes pueden pagar: los ricos o los pobres?. La respuesta es simple, por ende, los que se benefician con un sistema de este tipo son siempre los mismos. Los ricos contaminan, pagan, y siguen creciendo. Los pobres no pueden crecer, porque no pueden pagar. No nos engañemos con las ‘frases lindas y pegadizas’ que dan vuelta el mundo en este momento. Seamos responsables en pos de cuidar el ambiente, en esto no hay discusión posible, pero hagamoslo equitativa y responsablemente. Que cada país y cada región lo haga en función de sus posibilidades genuinas para un Desarrollo Sustentable, donde se equipare el crecimiento económico con el social y con el cuidado ambiental.