Esta semana el Gobierno y las empresas de distribución eléctrica comenzarán a repartir lamparitas de bajo consumo, en una prueba piloto que arrancará mañana en el municipio de Tigre, gobernado por el kirchnerista Sergio Massa, en el área de Edenor y en la localidad de Ezeiza para la zona que cubre Edesur.

Por ahora no está claro el origen de las lámparas que se repartirán, pero las distribuidoras podrían contar con el stock que las empresas fabricantes tienen actualmente en el país hasta que se decida el Gobierno si comprará a Cuba el sobrante que tiene de su propio programa de ahorro de energía o lo hará directamente a los fabricantes.

El reparto de las lamparitas se hará casa por casa y estará a cargo de empleados de las distribuidoras, de funcionarios públicos y de la policía bonaerense que acompañará con una fuerte presencia de efectivos en la calles para que los vecinos no tengan temor de atender a los empleados que le ofrezcan dos lamparitas de bajo consumo por dos normales. Es probable que las lamparitas comunes se rompan en el acto frente a la presencia de los consumidores, aunque todavía no está definido los pormenores del plan.

La única certeza es que arrancará esta semana para demostrar el compromiso de las empresas con el programa oficial de ahorro de energía.

La utilización de bombitas de bajo consumo para comenzar en serio a hacer un uso racional de la electricidad arrastra una historia, ventajas y desventajas y consejos que sería conveniente no desconocer.

A saber: todas las bombitas de este tipo que se consumen en el país vienen de China –concentra la producción de más del 70% del mercado mundial, seguida de India y Corea–, su primer desarrollador fue la alemana Osram y ponerlas en el baño no sería lo ideal porque si se prenden más de tres veces por día, se recalientan y se queman.

El gran objetivo del Gobierno es llegar a ahorrar hasta un 10% del consumo hogareño de luz pero el costo de estas bombitas puede ser hasta 8 veces más que una común. En el mundo, la tendencia es usarlas cada vez más, invocando la ventaja ambiental que conlleva el ahorro energético.

Según cálculos privados, alrededor del 40% de la electricidad argentina es consumida en los hogares. De ese porcentaje, aproximadamente un 12% se destina a la iluminación residencial.