Los fondos mutuos deben actualizarse

Los fondos comunes de inversión son la expresión más tangible del atractivo popular que tiene el mercado de valores para millones de estadounidenses. Desde 1924, año en que se vendieron por primera vez estos productos a los inversores de Boston, el valor creció casi a u$s 7.000 millones. En 2002, unos 95 millones de norteamericanos tenían fondos comunes de inversión, según el Investment Company Institute. Eso es más que la cantidad de estadounidenses que poseen acciones en forma directa.

Crece la evidencia del generalizado abuso de las normas y la ética en la compra y venta de fondos mutuos. Algunas compañías de servicios financieros que venden estos productos ofrecen a ciertos clientes, normalmente a los fondos de alto riesgo, privilegios en las negociaciones que otros inversores no reciben. Esto representa un atroz abuso de confianza entre la industria de servicios financieros y las decenas de millones de inversores privados.

Parte del abuso implica un incumplimiento de la ley. Uno de los privilegios, la negociación posterior al cierre bursátil de las 4 de tarde, es ilegal. El otro, elegir el momento para la negociación de modo de explotar los movimientos del precio accionario de una compañía en diferentes husos horarios, es legal pero poco aceptado.

Muchas firmas de fondos mutuos se vieron involucradas en una amplia investigación. Algunas, como Janus, debieron enfrentar importantes retiros de sus fondos por parte de inversores enojados.

Los reguladores financieros, el Congreso y Wall Street mal pueden darse el lujo de pasar por otro abuso de confianza en el mercado de valores. Cada uno de ellos ya tiene suficiente con Enron y la falta de capacidad de la Securities and Exchange Commission (SEC), el sistema regulatorio estadounidense, de garantizar integridad moral y un tratamiento justo para todos los usuarios de los mercados.

Ahora la SEC tiene una importante oportunidad de asegurarse que las reformas impedirán los abusos en las negociaciones futuras, y de considerar otras medidas que pongan fin a algunas de las prácticas más secretas de la industria.

Primero, el costo de la compra y venta de fondos mutuos a veces encubre las elevadas comisiones que cobran los proveedores. Debería haber una estructura de comisiones ampliamente divulgada y que abarque a toda la industria, lo que permitirá que los inversores puedan comparar fácilmente los cargos. En segundo lugar, la industria debería controlar la práctica de fijación de precios una vez por día. En esta era de precios instantáneos para bonos y acciones, esta es una costumbre vieja que está abierta a la explotación.

El actual escándalo quizás perjudique por un tiempo la reputación de algunos de los proveedores de fondos de inversión. Pero podría surgir algo positivo si, en respuesta, los fondos pierden su imagen amigable y se convierten en productos modernos apropiados para inversores modernos.



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